sábado, 9 de agosto de 2025

Los engañadores y los engañados

 


Los engañadores y los engañados

 “Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán”, Mateo 24:5

“Porque se levantarán falsos Cristas, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos” Mateo 24:24

“El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”, Juan 10:10

Vivimos en un momento de la historia en que se cumple perfectamente la escritura: “¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!” (Isaías 5:20).

Se tuerce la verdad a conveniencia de las ideologías; muchos “sinceramente” engañados, llevan a otros a su propia destrucción y vemos el ataque directo a la familia, a la propiedad privada, a la libertad de expresión, a la libertad de crear empresa, entre otros.

El aborto, la ideología de género y tantas causas deshumanas que se disfrazan de “tolerancia”, “unión” y “paz”, pero que al no tener los principios de Dios, el regente moral supremo, terminan destruyendo la vida de los hombres, mujeres, familias y naciones enteras.

La humanidad ha caído en el engaño de la serpiente: serán como Dios, ustedes decidirán qué es lo bueno y qué es lo malo, serán sus propios dioses; pero lo que sucedió es que al ser esclavo de sí mismo, el hombre se convirtió en esclavo del maligno, el enemigo de nuestra alma que solo quiere destruir todo lo que Dios creó en amor, para llevarlos al odio y a su propia autodestrucción. (Génesis 3:5)

Pero en Juan 10:10 está el contraste y la diferencia que Cristo quiere que sepamos: el dios de este mundo solo quiere robarnos, matarnos y destruirnos, y lo hace engañando, usando nuestra carnalidad, lo que conocemos como “nuestro propio yo”, pero Cristo ha venido para darnos su vida, la vida increada. Él se dio a sí mismo, para que ahora, por medio de la fe en él, obtengamos nuestra verdadera vida, verdadera paz, amor real. Si nos negamos a nosotros mismos y tomamos la vida de Cristo, él crecerá en nosotros para disfrutar de vida, paz y amor verdadero.

Es momento de reflexionar profundamente en nuestra condición, de escuchar atentamente el único mensaje que tiene el poder para liberarnos, porque habla del verdadero libertador de nuestras almas: el mensaje del evangelio de gracia y verdad de Jesucristo y recibirlo hoy como nuestro Señor y Salvador. (1 Corintios 15:3-6)   Oración.

«Padre, abre mis ojos a tu verdad, a Cristo, para conocerle y que el poder de su resurrección actúe en mí, liberándome del pecado y del maligno para ahora, en esta nueva vida, dar fruto y tener vida plena, no viviendo en el engaño del maligno, sino en tu amor, amén.