Mi plomada de albañil
“Me enseñó así: He aquí el Señor estaba sobre un muro hecho a
plomo, y en su mano una plomada de albañil. Jehová entonces me dijo: ¿Qué ves,
Amós? Y dije: Una plomada de albañil. Y el Señor dijo: He aquí, yo pongo
plomada de albañil en medio de mi pueblo Israel; no lo toleraré más”. Amós
7:7-8
“Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide
Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante
tu Dios”. Miqueas 6:8
Hoy tenemos que entender primero qué es una plomada de
albañil y por qué el Señor usa esto en una visión para enseñarle al profeta
Amós acerca del pueblo de Israel. Una plomada de albañil consiste en una cuerda
con un peso en un extremo generalmente de metal, que al templarlo permite
verificar si una superficie está perfectamente alineada verticalmente. Es una
herramienta básica en la construcción para garantizar la verticalidad y
precisión de diversas estructuras y asegura que paredes y columnas se mantengan
derechas, evitando desviaciones que puedan comprometer la estabilidad de una
construcción.
Con esta visión se le muestra a Amós que su pueblo se ha
desviado completamente y aunque ha pasado el tiempo nada ha cambiado en su
comportamiento, la idea es que el Señor emplea una plomada para medir la
rectitud del edificio moral y religioso de la nación. Como resultado halló a la
sociedad entera inclinada hacia la maldad. El pueblo va a caer debido a su
pecado en todos los niveles de la sociedad. El profeta ya no pudo interceder
más, pues el pecado de Israel fue como un cáncer mortal en el corazón de la
nación entera. Tuvo que resignarse a la sentencia de Dios: ¡No lo soportaré
más!, (Amós 7:8). Dios no pudo pasar por alto su pecado de idolatría,
inmoralidad e injusticia a todo nivel.
Si lo aplicamos a nuestra vida espiritual, podemos decir que
a pesar de tener los planos del Gran Arquitecto para construir una vida
cristiana recta y justa, con su santa Palabra que nos enseña por qué camino
debemos andar, (Salmos 32:8); muchas veces actuamos en nuestra propia prudencia
y terminamos desobedeciendo e irrespetando los derechos de los demás y
desviándonos del propósito que el Señor tiene para nosotros que es ayudarles a
otros a fundamentar su vida en Jesucristo. Si ven en nosotros algo torcido, que
no es de testimonio podemos arruinar no solo nuestra propia vida sino la de los
demás.
Este año es un llamado a andar en rectitud, pidiéndole al Espíritu
Santo que nos ayude en nuestro proceso de santificación, Él es nuestra plomada
de albañil, para caminar en obediencia. Para que nuestra edificación espiritual
perdure hay que edificarla correctamente. Plomada en hebreo es la palabra
“yashar”, que significa “ser recto”. En la Biblia, el resultado de seguir la
línea de la “plomada de Dios” es la rectitud. Dios va a poner su plomada en la
construcción de nuestra vida espiritual, la medirá y solo pasará la prueba
aquella que se ajuste a la rectitud de la plomada. En la Palabra de Dios
encontramos todo lo que debemos saber para edificar correctamente, por eso, el
día que estemos ante la presencia del Señor no podremos decir que no sabíamos
cómo construir. ¿Cómo estamos construyendo nuestra vida espiritual? ¿Seguimos
los dictados de la cultura o los mandamientos de Dios? ¿Hacemos caso a la voz
del Espíritu Santo o simplemente nos dejamos guiar por nuestros deseos? Oración.
«Gracias Señor por darme la dirección correcta por donde debo
andar, a través de tu Palabra, me has declarado en ella lo que es bueno y
solamente me pides que camine en rectitud, hacer justicia, misericordia y ser
humilde ante ti. Fija tus ojos en mí para que no me desvíe ni a derecha, ni a
izquierda. En el nombre de Jesús, amén.