martes, 22 de octubre de 2024

Nadie es más grande que tú

 


Nadie es más grande que tú

“Cuando llegó la hora de ofrecerse el holocausto, se acercó el profeta Elías y dijo: Jehová Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel, y que yo soy tu siervo, y que por mandato tuyo he hecho todas estas cosas. Respóndeme, Jehová, respóndeme, para que conozca este pueblo que tú, oh Jehová, eres el Dios, y que tú vuelves a ti el corazón de ellos. Entonces cayó fuego de Jehová, y consumió el holocausto, la leña, las piedras y el polvo, y aun lamió el agua que estaba en la zanja. Viéndolo todo el pueblo, se postraron y dijeron: ¡Jehová es el Dios, Jehová es el Dios!” 1 Reyes 18:36-39

ste es un gran ejemplo de fe. Elías hizo un altar para el holocausto y pidió al Señor que descendiera fuego del cielo y lo consumiera; con esto demostraría la grandeza de Dios a un pueblo que se había inclinado a dioses ajenos, para que recapacitaran y se volvieran al Dios verdadero. Hay personas que claudican entre dos pensamientos y no se deciden por Dios, quizás como el pueblo de Israel necesitan una demostración sobrenatural para creer. Sin embargo, en tiempos de Jesús aun ni las señales y milagros hicieron que las personas se convirtieran a Él.

Elías dijo: “Acercaos a mí. Y todo el pueblo se le acercó; y él arregló el altar de Jehová que estaba arruinado”. 1 Reyes 18:30. Preguntémonos en esta mañana: ¿hace cuanto has dejado de acercarte verdaderamente al Señor? ¿Hace cuanto está destruido tu altar de adoración? El altar significa la presencia de Dios en el centro de nuestra vida, pero muchas veces nuestra falta de comunión con Dios, la pereza, la desidia y los afanes de esta vida, nos impiden buscarlo. Hoy a través de Elías se nos hace un llamado a reconstruir el altar para la oración, la Palabra y la adoración a nuestro Dios. Y quizás vemos a nuestras familias divididas entre dos pensamientos, porque no ven en nosotros un claro testimonio de fe. Así como Elías, convoquemos a nuestra familia delante de Dios, motivémoslos a buscar su rostro, entonces si levantamos un altar de comunión con Dios en nuestro hogar, empezaran a ver la grandeza del Señor, porque encenderá el fuego del Espíritu en nuestra casa y nos recordará que Él es el hacedor de milagros, que puede transformar cualquier situación y obrará poderosamente si levantamos nuestra fe y oramos unidos.

Cuando sabemos Quién es el Dios en el que creemos, podemos pedir lo imposible, Él no nos dejará avergonzar, porque siempre va delante de nosotros, abrirá caminos y obrará en la vida de todos los que lo invocan de verdad.

La Biblia está llena de personas que creyeron lo que Dios es capaz de hacer y que recibieron grandes respuestas a sus oraciones. Mujeres y hombres de fe que clamaron a Él con todo el corazón. Por eso recordemos lo que dice Jeremías 33:3 “Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces”.    Oración.

«Señor, tú eres Dios sobre todas las cosas, nadie es más grande que tú, por eso te pido que levantes mi vida y la de mi familia, que podamos reconstruir nuestra comunión contigo, aviva el fuego de tu Espíritu en nuestro corazón y aumenta nuestra fe. Obra poderosamente, contesta cada una de nuestras peticiones y haz que nuestra vida resplandezca para que otros crean que tú eres el Dios grande y verdadero, amén.

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