lunes, 3 de noviembre de 2014

Hechos 26:22b-24

Hechos 26:22b-24


No he dicho sino lo que los profetas y Moisés ya dijeron que sucedería: que el Cristo padecería y que, siendo el primero en resucitar, proclamaría la luz a su propio pueblo y a los gentiles.  Al llegar Pablo a este punto de su defensa, Festo interrumpió.  ¡Estás loco Pablo! Le gritó.  El mucho estudio te ha hecho perder la cabeza.


Qué difícil es recibir críticas.  Es fácil cansarse y querer sentarse un tiempo y dejar de recibir “golpes”.  De hecho, a veces le tenemos miedo no solo a la crítica sino al rechazo.  Por eso, muchos creyentes prefieren quedarse callados y nunca expresar su fe.  ¿Para qué meterse en problemas?  Mejor llevo mi relación con Dios.  Leo mi biblia y que nadie se involucre.  Si bien, suena como una buena idea, la realidad es que Dios nos pide que anunciemos su nombre.  Nos pide que vayamos y seamos embajadores de su reino.  Entonces, ¿cómo obedecerle y al mismo tiempo no querer exponernos?  Simplemente no se puede.  Si bien, el ir al cielo es una dádiva de Dios, el obedecer y servir está lleno de retos que involucran nuestro sacrificio.  Lo más irónico (e increíble) es que mientras más te entregues y obedezcas, mayores bendiciones vendrán a tu vida.  Nosotros pensamos al revés.  Pensamos que si obedecemos y nos entregamos más y más, nos perderemos de esto o aquello.  Arrastramos nuestra forma de pensar y seguimos creyendo que allá afuera hay más bendiciones que obedeciendo a Dios.  Queremos llevar una vida espiritual pero al mismo tiempo le agregamos un poquito de esto y aquello que no queremos cambiar.
La vida en Cristo es un verdadero reto.  La misma biblia nos lo anuncia.  Nos dice que cada día tiene su propio mal.  Nos dice que si creemos en Jehová, no nos cansaremos y como las águilas volaremos.  Nos dice que si estamos cansados, vayamos y entreguemos nuestras cargas.  Nos dice que no temamos y que confiemos en Él.  Nos dice que todo lo podemos en Cristo.  Nos dice que ya no somos esclavos del pecado.  Nos dice que ya no estamos solos.  Nos dice que ahora somos sus hijos.  Nos dice que Él nos ama.  Todo esto está escrito para días difíciles.  Dios sabe que tendremos esos días.  Días como hoy, como ayer o como los habrá mañana.  No temas ni desmayes.  Dios está contigo.  Sal y anuncia su evangelios sin importar las críticas que puedas recibir.  Pablo es un gran ejemplo de cómo ser un siervo de Dios.  Mientras está anunciando la resurrección de Cristo recibe críticas y juicios de parte de Festo.  Lo humillan y comparan con un loco.  ¿Crees que fue fácil para Pablo escuchar estas palabras?  ¡Por supuesto que no!  Así como no es fácil pasar pruebas hoy en día.  Pero nuestro Dios necesita moldear nuestro carácter.  Necesita pulir nuestro corazón y darle forma para que sea como el de Jesús.  Allá afuera nos dicen que cada vez que te humillas y dejas que alguien te haga menos, al día siguiente será peor y nos aplastarán más y más.  Por el contrario, Cristo nos enseña a servir y poner la otra mejilla.  Pablo ya lo había practicado en repetidas ocasiones y por eso lo pudo hacer en este momento.  Recibió la crítica y contestó con amor.  Y nosotros, ¿Cómo vamos a responder a las críticas y humillaciones?
Oración
Padre: te pido perdón por mis pecados.  Te pido perdón porque he preferido quedarme callado y no anunciar tu nombre.  Hoy entiendo que debo aprender a recibir cualquier tipo de críticas y mantenerme en tu amor y recibiendo fuerzas de Ti.  Te pido que me llenes de Ti para que pueda salir y servirte.  Ayúdame a dejar atrás mi forma de pensar y actuar pues sé que van en contra de lo que Jesús quiere.  Transforma mi corazón Señor.  Te lo pido en el nombre de Jesús.  Amén

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