Hechos 16:17-18
Esta (la mujer con espíritu de adivinación), siguiendo a Pablo y a nosotros, daba voces, diciendo: Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, quienes os anuncian el camino de salvación. Y esto lo hacía por muchos días; mas desagradando a Pablo, éste se volvió y dijo al espíritu: te mando en el nombre de Jesucristo, que salgas de ella. Y salió en aquella misma hora.
Si Pablo y los discípulos estaban anunciando a Cristo y predicando a todos los que pasaban por su camino, ¿por qué se molesta de que una mujer estuviera anunciando lo que venían a hacer? Yo pienso que la mujer no los anunciara como algo reverente o de importancia sino como burla. Existen comentarios sobre este pasaje los cuales explican que los judíos entendían cuando se anunciaba al Altísimo, pero los gentiles lo relacionaban con Baal, Zeus o cualquier dios que adoraran. Por esta razón, cada vez que la mujer atraía gentiles, Pablo tenía que estar aclarando que anunciaba a Jesús. Al estar creando confusión, Pablo decide tomar acción y reprende al espíritu.
Lo que me sorprende es la actitud de la adivina. Sabe quiénes son los discípulos y se percata perfectamente que tienen al Espíritu Santo. En otros pasajes vemos a ciegos, paralíticos, enfermos y todo tipo de personas rogando por acercarse a Jesús y pidiendo ser sanados y reconciliados. Esta mujer prefiere seguir su camino. Los anuncia a gran voz tal vez tratando de dar reconocimiento a Dios a su manera pero simplemente logra hacer enojar a Pablo. ¡Cuántas veces actuamos como esta mujer! Sabemos de Dios. Aprendemos de Él y aún así preferimos ir por un camino alterno. La mujer caminaba con los discípulos y los anunciaba pero realmente no los estaba siguiendo. Así nosotros podemos movernos. Tenemos una parte de Dios pero por otro lado seguimos sin entregar nuestra vida a Él. Ahí vamos. No muy cerca ni muy lejos. Caminamos escuchando un poco de la palabra y luego nos volteamos a seguir con lo nuestro. ¡Esto no está bien! Esto no es entrega ni obediencia. No le des de tus migajas a Dios porque no las necesita. Más bien eres tú quien necesita de Él.
Finalmente la mujer se queda “sin trabajo”. Quién sabe por cuantos años estuvo adivinando y un día todo terminó. Esto nos da aliento. Nos ayuda a entender que Dios se encarga, en su tiempo, de lidiar y frenar a aquellos que están en contra de su voluntad. No nos pertenece la venganza. No nos pertenece el hacer justicia. Nos corresponde obedecer. El Señor es el pastor y nosotros las ovejas. ¿En qué momento la oveja puede encontrar un mejor camino que su pastor? A veces veremos muchas injusticias. Personas que hacen lo malo y además parece que prosperan. No tengamos celos, corajes o envidias. Dejemos que Dios se encargue de ellos y mientras tanto vivamos agradecidos con las bendiciones que nos da.
Oración
Señor y Padre nuestro: te pido que quites los corajes, envidias y celos que he estado arrastrando por tanto tiempo. Ayúdame a corregir mi vida y seguir tu camino. Ya no quiero ir desde lejos sino a tu lado siempre. Te pido que pueda vivir agradecido y viendo tus bendiciones en lugar de lo que los demás hacen o tienen. Cambia mi corazón Señor. En el nombre de Jesús. Amén
Esta (la mujer con espíritu de adivinación), siguiendo a Pablo y a nosotros, daba voces, diciendo: Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, quienes os anuncian el camino de salvación. Y esto lo hacía por muchos días; mas desagradando a Pablo, éste se volvió y dijo al espíritu: te mando en el nombre de Jesucristo, que salgas de ella. Y salió en aquella misma hora.
Si Pablo y los discípulos estaban anunciando a Cristo y predicando a todos los que pasaban por su camino, ¿por qué se molesta de que una mujer estuviera anunciando lo que venían a hacer? Yo pienso que la mujer no los anunciara como algo reverente o de importancia sino como burla. Existen comentarios sobre este pasaje los cuales explican que los judíos entendían cuando se anunciaba al Altísimo, pero los gentiles lo relacionaban con Baal, Zeus o cualquier dios que adoraran. Por esta razón, cada vez que la mujer atraía gentiles, Pablo tenía que estar aclarando que anunciaba a Jesús. Al estar creando confusión, Pablo decide tomar acción y reprende al espíritu.
Lo que me sorprende es la actitud de la adivina. Sabe quiénes son los discípulos y se percata perfectamente que tienen al Espíritu Santo. En otros pasajes vemos a ciegos, paralíticos, enfermos y todo tipo de personas rogando por acercarse a Jesús y pidiendo ser sanados y reconciliados. Esta mujer prefiere seguir su camino. Los anuncia a gran voz tal vez tratando de dar reconocimiento a Dios a su manera pero simplemente logra hacer enojar a Pablo. ¡Cuántas veces actuamos como esta mujer! Sabemos de Dios. Aprendemos de Él y aún así preferimos ir por un camino alterno. La mujer caminaba con los discípulos y los anunciaba pero realmente no los estaba siguiendo. Así nosotros podemos movernos. Tenemos una parte de Dios pero por otro lado seguimos sin entregar nuestra vida a Él. Ahí vamos. No muy cerca ni muy lejos. Caminamos escuchando un poco de la palabra y luego nos volteamos a seguir con lo nuestro. ¡Esto no está bien! Esto no es entrega ni obediencia. No le des de tus migajas a Dios porque no las necesita. Más bien eres tú quien necesita de Él.
Finalmente la mujer se queda “sin trabajo”. Quién sabe por cuantos años estuvo adivinando y un día todo terminó. Esto nos da aliento. Nos ayuda a entender que Dios se encarga, en su tiempo, de lidiar y frenar a aquellos que están en contra de su voluntad. No nos pertenece la venganza. No nos pertenece el hacer justicia. Nos corresponde obedecer. El Señor es el pastor y nosotros las ovejas. ¿En qué momento la oveja puede encontrar un mejor camino que su pastor? A veces veremos muchas injusticias. Personas que hacen lo malo y además parece que prosperan. No tengamos celos, corajes o envidias. Dejemos que Dios se encargue de ellos y mientras tanto vivamos agradecidos con las bendiciones que nos da.
Oración
Señor y Padre nuestro: te pido que quites los corajes, envidias y celos que he estado arrastrando por tanto tiempo. Ayúdame a corregir mi vida y seguir tu camino. Ya no quiero ir desde lejos sino a tu lado siempre. Te pido que pueda vivir agradecido y viendo tus bendiciones en lugar de lo que los demás hacen o tienen. Cambia mi corazón Señor. En el nombre de Jesús. Amén
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