miércoles, 24 de septiembre de 2014

Gálatas 5:19-21

Gálatas 5:19-21


Las obras de la naturaleza pecaminosa se conocen bien: inmoralidad sexual, impureza y libertinaje; idolatría y brujería; odio, discordia, celos, arrebatos de ira, rivalidades, disensiones, sectarismos y envidia; borracheras, orgías, y otras cosas parecidas.  Les advierto ahora, como antes lo hice, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.



Hay personas que toman pasajes como este para poder decir que tal o cual persona no se irán al cielo.  La verdad es que ninguno de nosotros podemos conocer lo que hay en el corazón de las personas y las decisiones que han tomado.  He escuchado “si hizo lo que hizo es porque seguramente no había aceptado a Cristo verdaderamente”.  Cuando Pablo dice: los que practican tales cosas; ¿A qué cosas se refiere?  ¿A la lista que está ahí?  Mas bien se refiere a las obras de la naturaleza pecaminosa o dicho de otra forma a las obras de la carne y no del espíritu.  Nosotros debemos dejar que el Señor examine nuestros corazones y nos de entendimiento.  La sinceridad es la base para poder encaminarnos por el camino espiritual.  Pero te pido que nunca juzgues ni señales a tu hermano.  No juegues al papel de Dios.  Si un hermano o conocido está totalmente envuelto en las obras de la carne, en lugar de señalarlo y decir que no podrá ir al cielo, te animo a que ores fervientemente por él, que le dediques tiempo y des testimonio de que Cristo lo ama y quiere reconciliarse con él.  Es más fácil señalar y seguir nuestro camino.  Lo que el Señor quiere que hagamos es que abramos los ojos y entendamos que aquellos que están siguiendo a la carne se encuentran atrapados y necesitan ser rescatados.  Tú y yo fuimos rescatados.  De la misma forma debemos ser un conducto para que otras personas sean rescatadas.  ¡Esa es nuestra tarea!  ¡No señalar y decir quién va y quién no va al cielo!
Ahora, si lees la lista que describe Pablo y la analizas con detalle, ninguna produce un malestar.  Todo lo contrario.  Cuando uno está enojado y suelta toda su furia e ira, uno se siente bien de hacerlo pues es difícil contenerse.  Cuando alguien se emborracha, no está sufriendo sino por el contrario, su cuerpo está disfrutando el momento.  Una persona que comete adulterio, está cumpliendo con un deseo que probablemente llevaba días o meses deseando llevar a cabo.  Lo que quiero decir es que, las obras de la carne, si bien son opuestas al espíritu, no crean un mal inmediato.  La manera en la que crecí, me hicieron creer que estas cosas eran malas y por consecuencia, mi entendimiento asimilaba que me traerían un mal también así como una enfermedad o algo parecido.  Si es malo, seguramente debe de ser una mala experiencia.  La realidad es distinta.  Por esta razón, tantas personas engañan a sus parejas.  Por esta razón, tantas personas sufren con problemas de alcoholismo y drogadicción.  Por esta razón, vemos centros para la depresión, para la soledad, para canalizar nuestras furias, etc.  ¡Porque nos causa un placer!  ¡Las obras de la carne son placenteras!  ¿Quiere decir entonces que son buenas?  No.  ¿Cómo puedo estar tan seguro?  Simplemente dando seguimiento detallado a las consecuencias de aquellos que deciden vivir así.  Ninguno termina bien.  El cuerpo que es expuesto a químicos como la heroína, sufre consecuencias sumamente graves.  Los enfermos terminan robando a sus propias familias para poder seguir con sus adicciones y su probabilidad de morir en sobredosis es sumamente alta.  ¡Esto es mucho más común de lo que te imaginas!
Dios ha puesto en su palabra los principios que nos llevarán a una vida llena de bendiciones.  También nos ha dejado advertencias para no caer en una vida que sea contraria a lo que Él desea que tengamos.  Él quiere vernos a su lado.  Él quiere que vayamos al cielo al morir.  Él quiere que tengamos comunión todos los días.  Él quiere rescatarnos de nuestras adicciones y de todos aquellos deseos de la carne que nos encadenan y encierran en un círculo destructivo.
Vivir para el espíritu requiere honestidad, fe y madurez.  La honestidad reconoce la falta de plenitud al seguir los deseos de la carne.  La fe da el primer paso a algo que no conocemos pero estamos convencidos que será un mejor camino.  La madurez nos da entendimiento sobre la urgencia de realizar estos cambios.

Oración
Padre: tu amor es tan grande que te has preocupado porque no caiga por caminos equivocados.  Hoy te pido que me rescates.  Dale sentido a mi vida.  Dale rumbo y dirección pues no sé hacia dónde ir.  Pensé que entendía lo que hacía pero hoy me doy cuenta que solamente hay vacío en mí que desesperadamente he querido llenar dando satisfacción a mi cuerpo.  Hoy me doy cuenta que solamente Tú puedes llenar mi vida y que tus principios me guían hacia una vida plena y de bendición.  Perdona mis pecados y permite que pueda estar contigo en el cielo cuando muera.  Te pido que transformes mi corazón y mi mente para que pueda vivir conforme a tu voluntad.  En el nombre de Jesús.  Amén

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