Santiago 2:8-9
Hacen muy bien si de veras cumplen la ley suprema de la Escritura: Ama a tu prójimo como a ti mismo; pero si muestran algún favoritismo, pecan y son culpables, pues la misma ley los acusa de ser transgresores.
¿Qué no lo había dicho antes? ¿Por qué nos repite y repite que debemos amar a nuestro prójimo y no estar discriminando?
Porque eres humano.
¿Has intentado dejar algún vicio? ¿Has intentado hacer una dieta? ¿Te has propuesto hacer ejercicio? Si tu respuesta es afirmativa, entonces podrás entender mejor el por qué es necesario que nos repitan constantemente las cosas y encaminarnos día por día y no año con año por donde debemos ir.
Qué fácil es llenarse de emoción y decir: se acabó, de hoy en adelante las cosas van a ser diferentes. Ahora sí voy a hacer esto y dejar de hacer aquello. Ya me cansé de tantos intentos fallidos.
¿Te suena familiar?
En tu vida espiritual pasa algo similar. Escuchas de la palabra de Dios y aprendes que no debes discriminar ni dar tratos preferenciales o favoritismos. Reflexionas y te das cuenta que puedes estar fallando a este mandamiento. Oras a Dios y pides porque no siga sucediendo. Después de unos días, te das cuenta que volviste a caer en el mismo error. La vida en Cristo es de lucha constante al igual que la que todos vivimos en este mundo, la única diferencia es que la vida espiritual “recarga energías” a través de la oración y el trabajo del Espíritu Santo en nosotros.
Claramente es una falta el hacer favoritismos o discriminar, “la misma ley los acusa de ser transgresores”. No puedes pensar que no está tan mal el hacer pequeñas diferencias entre una persona y otra. Recuerda: tú eres quien decide con quién estás y cómo eres con las personas que te rodean. Lo que sí te puedo decir, es que si decides relacionarte con aquellos que no aman a Jesús y sobre todo que busquen obedecerlo, tu probabilidad de caer en este tipo de pecados se incrementará exponencialmente. ¡Se realista! ¿Cómo es el mundo? ¿No son los programas de mayor éxito en la televisión aquellos que se ponen a criticar a los artistas? ¿Esto es lo que ves y escuchas? Obviamente si te alimentas de este tipo de cosas, cómo esperas que ames a tu prójimo como a ti mismo si lo que te están enseñando es que por vestirte de una manera u otra y tratar de comportarte de otra, puedes ser “diferente” a los demás.
Discriminar, tener favoritismos, hacer acepción de personas, es pecado. ¡No le agrada a Dios! Piénsalo…
Oración
Padre: perdona mis pecados y abre mis ojos para que no discrimine a mi prójimo. Permite que pueda aprender a amar a mi prójimo como a mí mismo y que no me desanime en el camino. Te doy gracias por corregir mis pasos en el nombre de Jesús.
Amén
Hacen muy bien si de veras cumplen la ley suprema de la Escritura: Ama a tu prójimo como a ti mismo; pero si muestran algún favoritismo, pecan y son culpables, pues la misma ley los acusa de ser transgresores.
¿Qué no lo había dicho antes? ¿Por qué nos repite y repite que debemos amar a nuestro prójimo y no estar discriminando?
Porque eres humano.
¿Has intentado dejar algún vicio? ¿Has intentado hacer una dieta? ¿Te has propuesto hacer ejercicio? Si tu respuesta es afirmativa, entonces podrás entender mejor el por qué es necesario que nos repitan constantemente las cosas y encaminarnos día por día y no año con año por donde debemos ir.
Qué fácil es llenarse de emoción y decir: se acabó, de hoy en adelante las cosas van a ser diferentes. Ahora sí voy a hacer esto y dejar de hacer aquello. Ya me cansé de tantos intentos fallidos.
¿Te suena familiar?
En tu vida espiritual pasa algo similar. Escuchas de la palabra de Dios y aprendes que no debes discriminar ni dar tratos preferenciales o favoritismos. Reflexionas y te das cuenta que puedes estar fallando a este mandamiento. Oras a Dios y pides porque no siga sucediendo. Después de unos días, te das cuenta que volviste a caer en el mismo error. La vida en Cristo es de lucha constante al igual que la que todos vivimos en este mundo, la única diferencia es que la vida espiritual “recarga energías” a través de la oración y el trabajo del Espíritu Santo en nosotros.
Claramente es una falta el hacer favoritismos o discriminar, “la misma ley los acusa de ser transgresores”. No puedes pensar que no está tan mal el hacer pequeñas diferencias entre una persona y otra. Recuerda: tú eres quien decide con quién estás y cómo eres con las personas que te rodean. Lo que sí te puedo decir, es que si decides relacionarte con aquellos que no aman a Jesús y sobre todo que busquen obedecerlo, tu probabilidad de caer en este tipo de pecados se incrementará exponencialmente. ¡Se realista! ¿Cómo es el mundo? ¿No son los programas de mayor éxito en la televisión aquellos que se ponen a criticar a los artistas? ¿Esto es lo que ves y escuchas? Obviamente si te alimentas de este tipo de cosas, cómo esperas que ames a tu prójimo como a ti mismo si lo que te están enseñando es que por vestirte de una manera u otra y tratar de comportarte de otra, puedes ser “diferente” a los demás.
Discriminar, tener favoritismos, hacer acepción de personas, es pecado. ¡No le agrada a Dios! Piénsalo…
Oración
Padre: perdona mis pecados y abre mis ojos para que no discrimine a mi prójimo. Permite que pueda aprender a amar a mi prójimo como a mí mismo y que no me desanime en el camino. Te doy gracias por corregir mis pasos en el nombre de Jesús.
Amén
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