El encuentro del Señor con Abraham
“Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu
parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y haré de ti
una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición.
Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán
benditas en ti todas las familias de la tierra” Génesis 12:1-3
Abraham fue escogido por Dios para formar una nación que
debía encargarse de darlo a conocer, y de donde vendría el Salvador de la
humanidad, Dios sabía que él enseñaría a sus hijos y su casa a buscar, creer y
amar a Dios, y eso fue lo que hizo, pues su hijo Isaac en una pregunta
reflejaba claramente esta enseñanza: “¿dónde está el cordero para el
holocausto?”, Abraham había entendido bien, aquella enseñanza dada por Dios en
el jardín del Edén, donde se realizó el primer sacrificio para cubrir los pecados
del hombre, y donde se dio la promesa del Salvador, Abraham creyó y transmitió
esta creencia a su familia.
En el antiguo testamento encontramos registrados varios
encuentros que tuvo Abraham con Dios, pero en los capítulos 18 y 22 de Génesis
podemos ver la figura de Cristo pre-encarnado hablando con Abraham, y esto es
importante para nosotros como creyentes porque podemos observar esa Eternidad
de Cristo, y cómo Él estaba ahí, guiando los hilos de la historia, pues sin
duda el nacimiento de la nación de Israel tenía, y tiene que ver con los planes
de Dios para la humanidad.
Al mirar al pasado, podemos maravillarnos de la fidelidad de
Dios, pues desde la promesa hecha a Abraham hasta el día de hoy se ha cumplido
su juramento, y aquel pueblo que inició en Abraham, hoy se ha convertido en la
nación de Israel, pero más importante aún, aquella promesa de un Salvador dada
por Dios en un inicio cuando el hombre pecó, se cumplió en Cristo, y ahora
nosotros como testigos de su amor podemos sentirnos afortunados, pues el pasado
lo que nos muestra es que Jesús es el Señor de la historia, y que nuestra fe
está fundamentada en Cristo y por ende podemos encontrar en su Amor la
respuesta a esa inquietante pregunta ¿De dónde vengo? Oración.
«Padre Dios gracias porque así como buscaste a Abraham, me
has buscado a mí, para continuar realizando tu plan maravilloso de salvación,
permíteme al tener esos encuentros preciosos con tu amado Hijo Jesús, por medio
de la comunión con tu Santo Espíritu, conocer más profundamente tu gran amor,
ese amor que has mostrado desde la creación, que se manifestó cuando el hombre
pecó, que se ejecutó por medio de la obra de Cristo en la cruz y que tú nos
llevas a entender gracias a la revelación de tu Santo Espíritu. Te pido guíes
mi vida ayudándome a comprender que soy el resultado de tu Eterno Amor. Amén.
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