Ciegos espiritualmente
“Deteneos y
maravillaos; ofuscaos y cegaos; embriagaos, y no de vino; tambalead, y no de
sidra. Porque Jehová derramó sobre vosotros espíritu de sueño, y cerró los ojos
de vuestros profetas, y puso velo sobre las cabezas de vuestros videntes.”
Isaías 29:9-10
¿Quiénes son
ciegos espiritualmente?
En primer
lugar, encontramos a las personas incrédulas a las cuales el diablo les ha segado
el entendimiento para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria
de Cristo, (2 Corintios 4:3-4) y por lo tanto, tienen el entendimiento
entenebrecido, están en ignorancia y con su corazón endurecido (Efesios 4:18),
lo que los lleva a no poder ver la bondad de Dios, a no poder discernir la
verdad y a ser incapaces de descubrir, entender y aceptar la voluntad de Dios
(1 Corintios 2:14).
Sorprendentemente,
los hijos de Dios también podemos pasar por tiempos de ceguera espiritual o de
oscuridad, donde nos resulta difícil ver y entender lo que Dios quiere
enseñarnos, porque hemos perdido la sensibilidad a sus mandamientos, escuchamos
su Palabra, pero nos parece que no es para nosotros; nos dice el Señor, en la
lectura Bíblica de hoy, que es como si estuviéramos embriagados, pero no de
vino. También son épocas de ceguera espiritual cuando caemos en pecado, porque
nos alejamos de Dios y nuestro corazón está envuelto en sus propios
razonamientos, en su orgullo y su soberbia.
Lo grave de
todo esto, es que no podemos entender ni transmitir con poder el mensaje de
Dios, las buenas nuevas de salvación. Y cuando esto sucede, las personas se
pueden extraviar porque no se acercan a Dios con el temor que Él merece; todo
se convierte simplemente en mandamientos de hombres y nos olvidamos de cómo
honrar a Dios verdaderamente.
Así que,
querida iglesia, es hora de dejar esa falsa religiosidad que nos mantiene
ciegos e incapaces de ver y entender la voluntad de Dios; es momento que nos
volvamos a Él en amor y sinceridad, que nos dejemos limpiar de nuestra maldad y
que lo invoquemos de verdad; Dios quiere una iglesia vivificada que clame a Él,
es realmente sorprendente cómo Dios revela su consejo secreto a aquellos que le
aman y le buscan verdaderamente, Él nos promete «Clama a mí, y yo te
responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.» (Jeremías
33:3). Oración.
«Señor, perdona
tanta religiosidad de tu iglesia; fácilmente caemos en rutina y monotonía
espiritual, nos volvemos indiferentes a tu voz, pero, sobre todo, a tu amor;
perdona Señor nuestro pecado y límpianos de nuestra maldad. Te pedimos que
abras nuestros ojos y oídos espirituales, que alumbres nuestro entendimiento
para poder ver, escuchar y entender tu Palabra, tu voluntad y el propósito que
tienes con cada uno de nosotros. Gracias Dios, en el poderoso nombre de Cristo
Jesús. Amén. Difundiendo el mensaje de
Jesucristo.
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