La vida en el Espíritu.
“Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.”, Romanos 8:6-8
La palabra griega usada para “ocuparse” en Romanos 8:6 es “frónema”, que tiene el significado literal según el diccionario de Strong de “modo de enfoque de pensamiento”. Y esto es sorprendente, pues podemos reflexionar ¿en que enfocamos nuestros pensamientos? De la respuesta que demos depende si tenemos una vida en el Espíritu o una vida en la carne; pues claramente la vida en el Espíritu es vida y paz.
Pero si nuestra tendencia es a enfocar en todo momento nuestros pensamientos en las cosas pasajeras de la vida, en los conflictos, en el amor al dinero, en los placeres no lícitos, sin dudar andamos en la carne. Cuando se dice “placeres no lícitos”, se refiere a aquellas cosas que siendo lícitas, se sobrepasa el límite que Dios coloca para nuestro bien; por ejemplo, comer es delicioso, es un placer lícito, pero comer sin control es perjudicial pues nos hacemos daño a nosotros mismos. El sexo es un placer maravilloso creado por Dios, pero solo es lícito en el matrimonio, entre un hombre y una mujer. Fuera de este compromiso, es fornicación.
En Efesios 2:3 nos explica lo siguiente: “entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.”. En estas cosas nos ocupábamos antes y nuestro pensamiento se enfocaba solo en hacer la voluntad de la carne.
En contraste, en Cristo, ya tenemos el poder para no satisfacer los deseos de la carne y no dar rienda suelta a nuestros propios deseos egoístas, haciendo la voluntad de Dios por el poder de su Espíritu, y por naturaleza somos hijos de Dios, ya no vamos a conocer la ira santa de Dios sino su favor inmerecido, gracias a la obra de Cristo.
La vida en el Espíritu es opuesta al diablo, al mundo y a nuestra naturaleza de pecado heredada de Adán, por lo tanto solo por el Espíritu, en su guía, revelación y poder, podemos hacer morir esas obras infructuosas que nos llevan al fracaso espiritual y personal. Oración.
«Padre es mi anhelo ocupar mi tiempo, mi vida, mi trabajo y mis pensamientos en las cosas del Espíritu, ya no dar rienda suelta a mis propios deseos, sino que por el poder que mora en mi corazón, vivir una vida que te agrade en todo lo que haga, porque vivo en Cristo Jesús, para gloria de tu nombre, amén.