¿Cómo no voy a creer?
“Os ruego pues, ahora, que me juréis por Jehová, que como he
hecho misericordia con vosotros, así la haréis vosotros con la casa de mi
padre, de lo cual me daréis una señal segura; y que salvaréis la vida a mi
padre y a mi madre, a mis hermanos y hermanas, y a todo lo que es suyo; y que
libraréis nuestras vidas de la muerte.” Josué 2:12-13
Este relato corresponde a la petición que le hace Rahab, la
ramera, a los 2 espías que esconde en su casa. Lo impresionante de esto es ver
el cambio de mentalidad que hubo en ella una vez ha entendido que el único Dios
verdadero es el Dios de Israel (Josué 2:9-11), es tal la transformación en esta
mujer que vemos cómo su convicción ahora está puesta en el Señor, gracias a eso
está segura que aquellos espías pueden tener misericordia de ella y su familia
porque también han recibido la misericordia de Dios.
Cuando Rahab conoce que el Dios de Israel es el único Dios
verdadero quiere que esto mismo lo sepa y lo crea su familia, pues para poder
que sus padres y hermanos se refugiaran en la casa de Rahab para ser salvos de
la destrucción que se venía, se necesitaba fe, creer en que Dios los libraría.
Imaginemos el impacto para esta familia al escuchar a aquella mujer
manifestando su fe en el Dios de Israel, probablemente ellos conocían a qué se
dedicaba Rahab, y al escucharla hablar con aquella seguridad impactó tanto sus
vidas que hasta ellos mismos decidieron creer en Dios. Ahora, pensemos: ¿cuál
sería el impacto que causaría en nuestra familia cuando tomemos esa decisión,
de no sólo creer en el Señor, sino de obedecerle sin vacilar? ¿Qué pasaría en
la vida de aquellas personas que nos rodean? Seguramente pasará lo que a la
familia de Rahab, incluso a lo que se refería Josué, tu casa y tú servirán a
Jehová. Oración.
«Señor ¿cómo no voy a creer en ti si te he visto actuar, si
veo que eres real? Padre, si yo te he conocido ha sido por medio de tu Hijo
Jesucristo y por la revelación de tu Santo Espíritu, quiero llevar a otros a
que también te conozcan y se refugien en ti. Llévame a no callar, a predicar a
tiempo y fuera de tiempo la obra de nuestro Salvador. Amén.
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