Hechos 9. 5-6. Él
dijo:
¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura
cosa te es dar coces contra el aguijón. El, temblando y temeroso, dijo: Señor,
¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y
se te dirá lo que debes hacer. Cuando
nos encontramos con Cristo y depositamos toda nuestra fe en Él, una de las
cosas que más nos preocupa como cristianos es como conocer la voluntad de Dios
para nuestra vida. Nuestra actitud debería ser como la de Pablo ¿Señor, ¿qué
quieres que yo haga? Lo que quiere decir que el conocimiento de su voluntad más
que un método, es un asunto de disposición.
Para comprobar la buena voluntad de Dios agradable y
perfecta, debemos rendir de manera voluntaria y racional nuestra vida a Dios. O
sea, que no basta con la disposición, sino que esta debe ir unida a la
obediencia a su Palabra. La voluntad de Dios para un cristiano está expresada
claramente en la Biblia y parte de esta, es el compromiso de cumplir el mandato
divino de la Gran Comisión. Buscar, ganar y salvar almas perdidas para Cristo.
Pensemos como podemos colocar nuestra vida al servicio de
Dios para cumplir su voluntad, que puedo darle a Dios. Mi tiempo, mi dinero,
mis talentos y habilidades. Puede ser uno o todos, pero el objetivo es extender
el Reino de los Cielos en esta tierra. Recuerda que cuando nos ocupamos de las
cosas de Dios Él se ocupa de las nuestras, permitiendo que seamos personas
realizadas y felices, porque Él cumplirá todos sus propósitos en nosotros.
¿Qué está impidiendo el cumplimiento de la voluntad de Dios
en nuestra vida? Oración.
Señor, quiero hacer tu voluntad y no la mía, porque tus
caminos y tus planes para mí, son mejores y más excelentes. Quiero ser guiado
por tu Espíritu. Lo único que quiero es agradarte. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para
ese propósito.
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