Hechos 14:14-15
Cuando lo oyeron los apóstoles Bernabé y Pablo, rasgaron sus ropas y se lanzaron entre la multitud dando voces y diciendo: Varones ¿por qué hacéis esto? Nosotros también somos hombres semejantes a vosotros, que os anunciamos que de estas vanidades os convirtáis al Dios vivo, que hizo el cielo y la tierra, el mar, y todo lo que en ellos hay.
Tristemente existen personas que utilizan el nombre de Dios para enriquecerse aprovechándose de los demás. Una manera muy sencilla y eficaz para poder discernir entre aquellos que son un “fiasco-fraude” de los que quieren servir al Señor es poniendo atención a quién dirigen la mirada de sus predicaciones. He visto programas en los que se habla de Dios pero la atención está siempre enfocada en el interlocutor. Este tipo de personas buscan influenciar a los demás por el lado sentimental y la enseñanza de la biblia es muy pobre. Utilizan unos cuantos versículos y muchas veces ni siquiera los aplican al contexto. Ten cuidado de los que hablan de Dios pero quieren que las luces apunten a su propia persona. Fíjate cómo los discípulos reaccionan al saber que lo que habían predicado estaba siendo mal enfocado. La gente los estaba viendo a ellos en lugar de a Jesús y por ello rasgan sus vestiduras en señal de indignación. Busca y promueve que en tu congregación siempre se de la gloria al Señor y no se enaltezca a aquellos que sirven. “Somos hombres semejantes a ustedes” dijeron los discípulos. Asimismo, aquellos cristianos que admiras, son como tú y como yo, la única diferencia es que han decidido no solo aceptar a Cristo sino servirlo y obedecerlo con su vida entera.
¿A quién no le gusta que le digan que hizo algo bien? ¿Cómo negar el que reconozcan algún don que el Señor nos ha dado? Claro que es fácil quererle robar un poquito de la gloria a Dios y quedárnosla nosotros. Recuerda que como humanos el reconocimiento siempre resulta tentador y en el lado espiritual no estamos exentos. Debemos tener cuidado y ser autocríticos. ¡Qué increíble es cuando alguien te agradece por compartir la palabra de Dios! Disfrútalo. Goza ese momento. Pero sobre todo, da gracias al Señor por permitirte ser un pequeño granito de arena en Su mar. Se humilde. Se sencillo de corazón. Recuerda que es por la misericordia de Dios que puedes ser parte de su obra.
Tengamos cuidado como líderes o congregación, de que nuestra atención siempre esté enfocada en dar gloria al Dios vivo que creó el cielo y la tierra, los mares y todo lo que en ellos hay.
Por último, si aun no has comprendido que tu deber es servir al Señor, te animo a que pongas a Su servicio los dones que te ha dado. Estoy seguro que puedes hacer algo mejor que los demás. Pon esa virtud a los pies del Señor y deja que Él dirija y haga milagros.
Oración
Señor: pongo mi vida a tu servicio y te pido que Tú reines sobre ella. Dame sabiduría para no caer con aquellos que buscan fama y utilizan tu nombre. Te pido que mi vida siempre pueda dirigir la mirada a Ti. Te pido que mantenga un corazón sencillo y agradable a Ti y que reconozca que Tú eres el Señor y que solo Tú mereces alabanzas. Te lo pido en el nombre de Jesucristo. Amén
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