Hebreos 11:28
Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara los de Israel.
Es fácil tener “fe” cuando ya sabemos cómo terminan las cosas. Cuando leemos sobre la pascua no consideramos lo extraño que resultaría vivir en carne propia lo que sucedería. Simplemente leemos una página, pasamos a la siguiente y listo, se terminó la pascua y vemos que Dios no tocó a los israelitas. Si queremos transformar nuestras vidas y crecer en comunión con el Señor, es importante tomar cada aspecto en cuenta. Imaginar las reacciones y los sentimientos de las personas para poder identificarnos con ellas. En el pasaje de hoy, vemos que Jehová anuncia a Moisés que irá a Egipto y morirá todo primogénito tanto de los hombres como de las bestias. Sin embargo, no tocaría a ningún israelita para que faraón entendiera que Jehová estaba con ellos. Ahora, ¿sabes cuál era la señal para que no murieran los primogénitos de Israel? Poner en los dos postes y el dintel de la puerta la sangre de un animal que habría sido sacrificado. Insisto, hoy leemos y sabemos inmediatamente que todo salió “bien” y el pueblo de Israel no fue lastimado pero consideremos por un momento cómo habrán recibido la noticia de lo que acontecería. Ellos no sabían cómo vendría Jehová. ¿Y si mandaba a algún ejército de otro país? ¿Y si se confundían y no veían la sangre en el dintel? ¿Y si mejor me escondo además de poner la sangre en la puerta? ¿No te parece que suena un poco ilógico poner sangre en la puerta y que eso sirva para que no nos pase nada? ¡Seguramente muchos ejemplos como este pasaron por sus mentes! Sin embargo, obedecieron y vieron cómo Dios hizo un milagro perfecto al pasar de largo por cada casa de Israel. Ahora, lo interesante y útil es pensar en cuántas veces reaccionamos igual. Cuestionamos. Dudamos. ¡Es normal! Estamos atravesando situaciones nuevas o es la primera vez que quieres vivirlas ahora en obediencia al Señor. Tal vez es la primera vez que te quedas sin trabajo. La primera vez que atraviesas una enfermedad complicada. La primera vez que fallece un ser querido. La primera vez que te sientes tan solo y deprimido. No podemos exigirnos ser perfectos. Lo que sí podemos y debemos exigirnos es que nuestra fe sea quién dirija sin importar nuestras preocupaciones. Al momento de querer caminar entregando tu vida por completo a Dios surgen dudas y preocupaciones. Has venido viviendo de tal forma que no sabes qué pasará al hacer este cambio en tu vida. Confía en la palabra de Dios. Así como Moisés celebró la pascua y mandó a todo Israel a poner sangre en sus puertas y pudo ver la mano de Dios, así también tú la podrás experimentar en carne propia al dar los primeros pasos de fe. ¿Por dónde comenzar? Fácil. Ama al Señor sobre todas las cosas y obedece sus mandamientos. Ama a tu prójimo como a ti mismo. De ahí se desencadena absolutamente todo. Pide a Dios en oración que abra tu corazón y tu entendimiento para dar los primeros pasos en tu renovación.
Oración
Señor: definitivamente quiero amarte sobre todas las cosas y caminar creciendo constantemente mi fe. Hoy aprendí que debo dejar de cuestionarte y confiar en que cumples tu palabra siempre. Toma mi vida mi Señor y guía cada paso que tome. Examina mi corazón y quita todo aquello que estorbe en mi comunión contigo. Te lo pido en el nombre de Jesús. Amén.
Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara los de Israel.
Es fácil tener “fe” cuando ya sabemos cómo terminan las cosas. Cuando leemos sobre la pascua no consideramos lo extraño que resultaría vivir en carne propia lo que sucedería. Simplemente leemos una página, pasamos a la siguiente y listo, se terminó la pascua y vemos que Dios no tocó a los israelitas. Si queremos transformar nuestras vidas y crecer en comunión con el Señor, es importante tomar cada aspecto en cuenta. Imaginar las reacciones y los sentimientos de las personas para poder identificarnos con ellas. En el pasaje de hoy, vemos que Jehová anuncia a Moisés que irá a Egipto y morirá todo primogénito tanto de los hombres como de las bestias. Sin embargo, no tocaría a ningún israelita para que faraón entendiera que Jehová estaba con ellos. Ahora, ¿sabes cuál era la señal para que no murieran los primogénitos de Israel? Poner en los dos postes y el dintel de la puerta la sangre de un animal que habría sido sacrificado. Insisto, hoy leemos y sabemos inmediatamente que todo salió “bien” y el pueblo de Israel no fue lastimado pero consideremos por un momento cómo habrán recibido la noticia de lo que acontecería. Ellos no sabían cómo vendría Jehová. ¿Y si mandaba a algún ejército de otro país? ¿Y si se confundían y no veían la sangre en el dintel? ¿Y si mejor me escondo además de poner la sangre en la puerta? ¿No te parece que suena un poco ilógico poner sangre en la puerta y que eso sirva para que no nos pase nada? ¡Seguramente muchos ejemplos como este pasaron por sus mentes! Sin embargo, obedecieron y vieron cómo Dios hizo un milagro perfecto al pasar de largo por cada casa de Israel. Ahora, lo interesante y útil es pensar en cuántas veces reaccionamos igual. Cuestionamos. Dudamos. ¡Es normal! Estamos atravesando situaciones nuevas o es la primera vez que quieres vivirlas ahora en obediencia al Señor. Tal vez es la primera vez que te quedas sin trabajo. La primera vez que atraviesas una enfermedad complicada. La primera vez que fallece un ser querido. La primera vez que te sientes tan solo y deprimido. No podemos exigirnos ser perfectos. Lo que sí podemos y debemos exigirnos es que nuestra fe sea quién dirija sin importar nuestras preocupaciones. Al momento de querer caminar entregando tu vida por completo a Dios surgen dudas y preocupaciones. Has venido viviendo de tal forma que no sabes qué pasará al hacer este cambio en tu vida. Confía en la palabra de Dios. Así como Moisés celebró la pascua y mandó a todo Israel a poner sangre en sus puertas y pudo ver la mano de Dios, así también tú la podrás experimentar en carne propia al dar los primeros pasos de fe. ¿Por dónde comenzar? Fácil. Ama al Señor sobre todas las cosas y obedece sus mandamientos. Ama a tu prójimo como a ti mismo. De ahí se desencadena absolutamente todo. Pide a Dios en oración que abra tu corazón y tu entendimiento para dar los primeros pasos en tu renovación.
Oración
Señor: definitivamente quiero amarte sobre todas las cosas y caminar creciendo constantemente mi fe. Hoy aprendí que debo dejar de cuestionarte y confiar en que cumples tu palabra siempre. Toma mi vida mi Señor y guía cada paso que tome. Examina mi corazón y quita todo aquello que estorbe en mi comunión contigo. Te lo pido en el nombre de Jesús. Amén.
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