Llamados a ser santos
“a la
iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús,
llamados a ser santos con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de
nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro:” 1 Corintios 1:2
Es claro,
que la vida de cada uno de los que hemos recibido a Cristo como nuestro Señor y
salvador personal tuvo un antes y un después desde aquel momento, ya que como
dice su Palabra, pasamos de ser hijos de Satanás a ser hijos de Dios (Efesios
2: 1-5, Juan 1:12) y hay una particularidad bien significativa en esta nueva
vida y es el hecho de que ahora hemos decidido obedecer a Dios y no a nuestros
deseos.
Si bien
éramos antes desobedientes, hijos del diablo, ahora pasamos a ser todo lo
contrario, obedientes e hijos de Dios. Esto no se queda meramente en la teoría,
es decir, en la posición que adoptamos desde aquel momento, sino que es algo
que debemos llevar a la práctica, conociendo y entendiendo la teoría pasamos a
la practicidad.
En muchos
pasajes de la Biblia se nos exhorta a dejar la vida pasada, a hacer morir el
viejo hombre o no andar conforme a los deseos de nuestra carne, esto es, no
continuar en lo que éramos, sino que vivamos experiencial mente lo que ahora
somos, hijos obedientes.
Para hoy el
Señor nos tiene un gran mandato, la Palabra de Dios en 1 Pedro 1:14-16 dice lo
siguiente: “como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes
teníais estando en vuestra ignorancia; sino, como aquel que os llamó es santo,
sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito
está: Sed santos, porque yo soy santo.” y en el versículo que leíamos
anteriormente, Pablo se refiere a los miembros de la iglesia en Corinto como:
“los santificados en Cristo Jesús” y “llamados a ser santos con todos los que
en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo”.
Así que, el
mandato claro y profundo del día de hoy es que seamos santos en toda nuestra
manera de vivir, para esto, simplemente debemos disponernos a leer la palabra
de Dios cada día y descubrir en ella todos aquellos principios que podemos
llevar a la práctica y así vivir como lo que somos, hijos de Dios, santos y
obedientes. Oración.
«Papito
Santo, santo eres tú y santo me has llamado a que yo sea, se que si tú lo dices
es porque es posible, pero reconozco que dependo absolutamente de ti para poder
lograrlo, te alabo Dios y te doy gracias por tu Palabra que me da esperanza, en
el nombre de Jesús. Amén. Difundiendo el
mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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