PACIENCIA
Fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su
gloria, para toda paciencia y longanimidad. Colosenses 1:11
Las tres virtudes del fruto del Espíritu Santo que siguen,
paciencia, benignidad y bondad tienen que ver con nuestra relación con nuestros
semejantes. Por eso es importante pedirle al Señor que nos ayude a cultivarlas
en nuestro interior, pues ellas mostrarán el verdadero testimonio de Cristo
hacia otros.
La palabra paciencia o longanimidad viene del griego
jupomoné, significa resistencia o
aguante alegre o esperanzado, paciencia, constancia y perseverancia. No es
solamente la paciencia que hay que tener con los acontecimientos y las cosas,
sino con las personas. Es una gracia que nos invita a despojarnos de toda ira y
toda venganza. Es la misma actitud de Dios para con nosotros, que es lento para
la ira y grande en misericordia; si no hubiera sido así, hace rato había
borrado el mundo.
En nuestra comunicación con los demás debemos reproducir esa
actitud amable, doliente, perdonadora y paciente de Dios para con nosotros. Si
nos mostramos irritables, vengativos y resentidos, el Espíritu Santo no podrá
controlar nuestro interior y le daremos rienda suelta a nuestras emociones
dañándonos a nosotros mismos e hiriendo a las personas.
La paciencia debe ser el reflejo de un corazón bondadoso y
compasivo que no juzga las fallas de otros, que no juzga, critica y señala,
sino que da la oportunidad para perdonar, restaurar y ayudar a los demás.
También tiene que ver con la perseverancia o capacidad de
sostenernos firmes en medio de las pruebas, por eso Santiago 1:2-3 dice:
“Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas,
sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia”. Recordemos que las
aflicciones purifican el carácter cristiano y prueban nuestra firmeza
espiritual.
La perseverancia es una virtud cristiana nombrada varias
veces por Jesús. En Lucas 21:19 dice: Con vuestra paciencia ganaréis vuestras
almas. Conquistamos nuestra alma: voluntad, emociones y mente, cuando le
permitimos al Señor tomar su control en medio de los ataques, problemas y
desilusiones de la vida. Permanezcamos fieles hasta el final dejándonos guiar
por su voluntad y confiando en sus promesas.
Oración.
Señor, gracias por que la paciencia en mi vida surge sólo de
tu poder, es el fruto de tu Espíritu. Enséñame a practicarla con mis semejantes
para no comportarme con ira, egoísmo y venganza, que sólo traen más problemas y
desilusión. Ayúdame siempre a perseverar en ti en medio de las pruebas y que
con mi paciencia bendiga a los demás. Amén.
Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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