domingo, 19 de julio de 2020

Permanecer. Parte 2


Permanecer. Parte 2

“El que ama a su hermano, permanece en la luz, y en él no hay tropiezo.” 1 Juan 2:10
El segundo principio para permanecer en Cristo es Amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos y es que en nuestra vida diaria nos desestabiliza en gran manera tener conflictos con nuestro hermano o con nuestro prójimo, porque no fuimos creados para ser solitarios y aislados, sino para compartir y tener comunión unos con otros (1 Juan 1:7). Y estos conflictos surgen de la falta del amor de Dios en nuestro corazón. Si amamos, permanecemos en Dios, y si verdaderamente estamos en Cristo, amamos a nuestro hermano.
Si amamos a nuestro hermano no tropezamos ni hacemos caer a nuestro hermano, al contrario, estamos dispuestos a levantarlo cuando se presentan problemas en su vida.
Si odiamos o guardamos resentimiento, no sabemos por dónde caminar en la vida, nuestro camino es confuso e incierto (1 Juan 2:11), es como si anduviéramos en medio de la oscuridad de la noche, sin una lámpara.
Así que estamos llamados a la luz, amando a nuestro prójimo como a nosotros mismos, y a solucionar con amor todo conflicto con nuestro hermano; si practicamos esto, permanecemos en Cristo.  Oración.
«Señor, ayúdame a permanecer en ti, amando a mis semejantes, practicando un amor no fingido, para que busque el bien del prójimo sin egoísmo ni contiendas. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

sábado, 18 de julio de 2020

Permanecer. Parte 1


Permanecer. Parte 1
“El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.” 1 Juan 2:6
¿Cómo encontramos estabilidad en Cristo, de manera que los altos no nos llenen de orgullo y nos olvidemos de Dios y los bajos no nos desanimen?
La Palabra de Dios nos enseña tres principios fundamentales para permanecer en Cristo, el primero nos dice que debemos andar como Él anduvo, pero, ¿cómo anduvo Jesús?, la respuesta está en Mateo 11:29 “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;”. Llevar su yugo significa aceptar sus enseñanzas y atarlas a nuestro corazón (Deuteronomio 6:6-9), tenerlas presentes en nuestro caminar, siguiendo su ejemplo en las cosas que Él decía y hacía; seguir las pisadas del maestro implica estudiar detenidamente lo que está escrito de Él, su revelación, su propósito, su amor y sobre todo, su gracia.
La fe es precisamente el comienzo de este caminar con Jesús, pero también es lo que nos sostiene para permanecer en Él como dice Colosenses 2:6 “Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él”. Así que para esto hemos sido llamados, porque Él padeció por nosotros dejándonos su ejemplo, para seguir sus pisadas (1 Pedro 2:21), entonces, apliquemos este primer principio para permanecer en Él, andemos como Cristo anduvo, porque como Él es, así somos nosotros en este mundo. (1 Juan 4:17b).
El segundo principio lo aprenderemos en el próximo devocional.  Oración.
«Señor, quiero permanecer en ti, sin apartarme ni un solo instante de tu amor, ser constante, persistir en el conocimiento de Cristo, para seguir su ejemplo y aprender de su mansedumbre y de su humildad. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

viernes, 17 de julio de 2020

El amor y la verdad. Parte 2


El amor y la verdad. Parte 2

“Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad.”, 1 Juan 3:18
Para que el amor sea comprobado cierto, verdadero, es evidente que debe ser manifestado a través de las acciones, no solo de palabra bonitas. Nuestra salvación, por medio de Jesucristo fue la acción de amor más grande de la historia, el amor verdadero en su más pura esencia. Dios nos demostró su amor, despojándose a sí mismo, dando hasta la última gota de sangre por nuestra redención, por liberarnos de la esclavitud del pecado y del maligno.
Jesús lo enseñó cuando anunciaba su muerte, acerca de cuál es el mayor acto de amor: “Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.” (Juan 15:13) y la parte que nos corresponde ahora a nosotros es: “Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando.” (Juan 15:14), es decir, guardar sus enseñanzas, obedecerle por amor y amándonos unos a otros tal como Él nos amó (Juan 13:34), con acciones que demuestren que el amor de Dios habita en nuestro corazón, pues “El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.” (1 Juan 4:8).
Con lo anterior, descubrimos que el amor es el acto de reciprocidad más contundente, Dios nos dio su amor, para que amaramos incluso a nuestro enemigo, a quien nos ofende (Mateo 5:43-48). Si somos capaces de amar y orar por quien nos persigue, evidenciaremos que el amor   de Dios se ha perfeccionado en nosotros. Empecemos entonces a demostrar el amor, orando por aquellos que nos ofenden y bendiciendo su vida.   Oración.
«Padre, ayúdame a mostrar a través de mis acciones, el amor con que tú me amaste por medio de Jesús, por esto hoy quiero que bendigas grandemente a quien me haya ofendido y te pido que me des la oportunidad de reconciliarme con mi prójimo. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

jueves, 16 de julio de 2020

El amor y la verdad. Parte 1


El amor y la verdad. Parte 1

“El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.” 1 Corintios 13:4-7
“Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.” Juan 1:14
El amor y la verdad van de la mano. La verdad sin amor puede derivar en una tendencia a juzgar, a ser duros y a no tener compasión. Por eso, debemos hablar la verdad con amor para que crezcamos en todo sentido, hasta parecernos más y más a Cristo, (Efesios 4:15), en comunión y bondad manifiesta.
Así mismo, decir que amamos sin que haya verdad, no tiene sentido, sería más parecido a la hipocresía, ya que el amor no se alegra de la injusticia, sino que se alegra cuando la verdad triunfa.
No hay amor sin verdad, y esto lo vemos en la persona de Jesucristo, lleno de gracia y verdad, quien es en sí mismo, la verdad revelada de Dios y el amor manifiesto de Dios, “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, más tenga vida eterna.” (Juan 3:16).
Ahora, sabiendo esto, construyamos nuestras relaciones con base en este principio: amar siempre teniendo presente la verdad y hablar la verdad siempre sazonada con la alegría del amor. También, que el amor y la verdad se conviertan en nuestro parámetro de convivencia, y en nuestra medida equilibrada cuando reflexionemos sobre las acciones que vamos a efectuar ¿lo que voy a hacer es con amor y con verdad?  Oración.
«Señor que mi vida este dirigida por tu amor y por tu verdad, que, así como Cristo es lleno de gracia y de verdad, por el gran amor con que me amaste y diste a tu hijo por mí, yo pueda de la misma manera tratar a mi prójimo con toda verdad y con el amor que colocaste en mi corazón. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

miércoles, 15 de julio de 2020

¡Bástate mi gracia!


¡Bástate mi gracia!

“Y apedreaban a Esteban, mientras él invocaba y decía: Señor Jesús, recibe mi espíritu. Y puesto de rodillas, clamó a gran voz: Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Y habiendo dicho esto, durmió.” Hechos 7:59-60
“Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.” 2 Corintios 12:9
Esteban era apedreado luego de predicar a Cristo, pero, ¿qué le permitió resistir ese momento tan difícil?, ¿seríamos capaces nosotros, a pesar de ese sufrimiento, tener la misma actitud de Esteban?
Lo que le permitió resistir ese momento, fue la gracia de Dios. Este discípulo se identificó tanto con Cristo, que menciona lo mismo que Cristo en el momento de la crucifixión: “Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lucas 23: 34a). Miremos lo que hizo Esteban, momentos antes de ser apedreado, “Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios” (Hechos 7:55).
Así mismo nosotros, en medio de la dificultad debemos fijar la mirada en Jesús, el iniciador y consumador de la fe (hebreos 12:2), esto no quiere decir que no nos duela cuando nos desprecian, nos ofenden o nos insultan, pero no colocamos nuestra atención en el dolor, sino en el que es nuestra paz y nuestra sanidad, en aquel que hace soportable cualquier dolor. No se trata entonces, de limitar el dolor o esconderlo, sino de resistir y mantener la calma a pesar de, que sin la gracia de Dios es imposible.
Miremos como Pablo, había clamado al Señor, porque lo sanara de una enfermedad que le causaba mucha incomodidad, pero ¿acaso Dios no podía o no quería sanarlo? Por supuesto que podía sanarle, pero tenía Dios un propósito más elevado, mostrarnos a través de la vida de Pablo, que las aflicciones temporales de la vida no son comparables con la gloria venidera, que en nosotros ha de manifestarse (Romanos 8:18).
Acaso cuando Dios ofrece gracia, ¿ofrece algo insuficiente? Claro que no, es suficiente, es rebosante, es una medida abundante, porque la gracia en sí misma es abundante “asimismo en la oración de ellos por vosotros, a quienes aman a causa de la superabundante gracia de Dios en vosotros.” (2 Corintios 9:14).
En estos tiempos de incertidumbre, de escasez, de aparente temor, tenemos algo que es a la vez suficiente y abundante, la gracia de Dios. Cuando Dios dice “bástate mi gracia” está asumiendo el control de todo, de tu enfermedad, de tu escasez, de tu dolor y lo va a usar para su gloria, y para que seamos perfeccionados en el amor de Cristo, para que su poder se manifieste de manera extraordinaria, sobrenatural y de manera abundante en tu vida. Por tanto, preparémonos para recibir de Dios, conforme a las riquezas en gloria en Cristo Jesus, ¿nos parece entonces insuficiente? Claro que no, es mucho más de lo que nosotros podemos pedir o esperar.  Oración.
«Señor, hay momentos en que siento que no puedo, pero recuerdo que tú me diste de tu favor inmerecido y colocaste en mi tu Espíritu, para tener fuerza y gozo aún en los momentos más difíciles, por tanto, en ti pondré mi mirada y que mis aflicciones sean para tu gloria, mi Dios. Amén.    Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

martes, 14 de julio de 2020

Creados para publicar alabanzas a Dios


Creados para publicar alabanzas a Dios

“Este pueblo he creado para mí; mis alabanzas publicarán.” Isaías 43:21
“y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación;” Apocalipsis 5:9
En los salmos, la alabanza al Dios todopoderoso, era una forma de mostrar su grandeza, soberanía y alabarle por la obra de sus manos. Se invitaba a toda la creación a alabar su majestad (Salmos 148-150), por su gran misericordia (Salmos 136-138), por su gran poder (Salmo 145, 150). También se muestra cómo luego de ser perdonado y limpiado de maldad, el salmista le dice: “Señor, abre mis labios, Y publicará mi boca tu alabanza.” (Salmo 51:15), en agradecimiento, por el perdón de Dios. La alabanza es la respuesta de un corazón agradecido.
Todos nosotros, los creyentes, que por la fe en Cristo hemos sido redimidos del poder del mal, estamos en especial, invitados a alabarlo (Salmo 107:1-2), como dice el Apóstol Pedro por el Espíritu Santo “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable;” (1 Pedro 2:9). Cuando alabamos, anunciamos el amor, el poder, exaltamos el nombre que es sobre todo nombre, recordamos y enseñamos a otros lo que Dios hace, lo que Dios es y lo que hará en la vida de todo el que lo reciba.
Por esto, Dios, nos ha dejado una misión especial: publicar sus alabanzas, sólo Él es digno de alabanza y quiere que sus hijos lo alaben en todo tiempo (Salmo 34), es una forma de buscarlo (Salmo 34:1), de dirigir mi atención y mi confianza en la dirección correcta (Salmo 34:5), de recibir su ayuda y protección (Salmo 34:6-7) y de renovar diariamente mi confianza en Dios, dejando todo temor (Salmo 34:8-10). Recibimos mucho más de lo que esperamos, cuando le alabamos, pues esa es nuestra misión en esta tierra y nuestro oficio en el cielo, (Apocalipsis 7:9-17). Y tú, ¿Alabas al Señor en todo tiempo?   Oración.
«Grandes y poderosas son tus obras oh, mi Dios, exaltamos tu Santo nombre y nos deleitamos en tu presencia, en la magnitud de tu poder, te agradecemos por tu gran amor y misericordia con la que nos redimiste en la cruz por medio de la muerte de Jesús; nos alegramos por su resurrección que nos demuestra que venciste la muerte y nos diste vida eterna por medio de la fe en tu Hijo. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

lunes, 13 de julio de 2020

Solo tengo 5 panes y dos peces


Solo tengo 5 panes y dos peces

“Cuando alzó Jesús los ojos, y vio que había venido a él gran multitud, dijo a Felipe: ¿De dónde compraremos pan para que coman éstos? Pero esto decía para probarle; porque él sabía lo que había de hacer. Felipe le respondió: Doscientos denarios de pan no bastarían para que cada uno de ellos tomase un poco. Uno de sus discípulos, Andrés, hermano de Simón Pedro, le dijo: Aquí está un muchacho, que tiene cinco panes de cebada y dos pececillos; mas ¿qué es esto para tantos? Entonces Jesús dijo: Haced recostar la gente. Y había mucha hierba en aquel lugar; y se recostaron como en número de cinco mil varones. Y tomó Jesús aquellos panes, y habiendo dado gracias, los repartió entre los discípulos, y los discípulos entre los que estaban recostados; asimismo de los peces, cuanto querían.” Juan 6:5-11
Y con solo esos 5 panes y dos peces, Jesús puede hacer que sobre y que abunde. ¿Cuáles son tus 5 panes y tus dos peces? ¿Qué tienes en tus manos? Tu carrera, tu profesión, tu negocio, o incluso no tienes nada, Él puede llenarlo y multiplicarlo todo, pero de seguro, algo tienes, al menos tu necesidad.
Se trata entonces de que dispongamos lo poco o mucho que tenemos para que, en las manos de Jesús, sea multiplicado y todos los que están a tu alrededor, tu familia, tu cónyuge, tus amigos, coman y se sacien. Por supuesto no se trata de alimento físico, sino de colocar al servicio de Cristo, todo lo que tienes y aun lo que te falta, para que Él o lo llene o lo encause para sus propósitos que son más grandes, más loables y verdaderos que los que nosotros podríamos tener y como consecuencia, estos se conviertan en verdadero alimento, verdadera bendición para los que te rodean.
La mejor disposición de nuestro corazón surge cuando nos despojamos de lo que tenemos y lo entregamos en manos de Jesús para que lo use para cumplir la buena, agradable y perfecta voluntad de Dios. Hermanos, tengamos el sentir que tuvo Cristo, que se despojó así mismo para morir por nosotros en la cruz, sin mirar cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros (Filipenses 2:4-11) y empecemos desde hoy a disponer de nuestros dones, talentos y trabajo, para que Dios sea glorificado por el conocimiento de Cristo que ellos permitirán. Oración.
«Solo tengo Señor, 5 panes y dos peces, lo que me has dado, eso mismo lo entrego en tus manos para que tú lo multipliques, lo uses de acuerdo con tu voluntad y sacies del conocimiento de tu Palabra que requiere el mundo entero. Todos estamos hambrientos y sedientos de tu Palabra; que lo poco que tengo sea para que muchos te conozcan. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.