domingo, 15 de septiembre de 2019

CÁRCELES EMOCIONALES. PARTE 1


CÁRCELES EMOCIONALES. PARTE 1
“El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buena
s nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos”, Lucas 4:18
Tal vez muchos no están en una prisión física, pero sí encerrados en conflictos emocionales que los mantienen atrapados en su mente.
Incluso hay personas que físicamente han ido a parar a una cárcel por algún delito cometido o incluso por injusticia, y han encontrado allí la libertad cuando han escuchado y creído en la Palabra de Dios.
Porque la Palabra de Dios, cuando la aceptamos, tiene un primer efecto y es el de liberar nuestra mente de la opresión de la mentira, que causa confusión y altera nuestra forma de actuar. La mentira nos lleva a estar cautivos de nuestras emociones, porque creerle implica no estar atento a escuchar la guía del Espíritu de Dios, pues Jesús nos prometió que Él nos guiaría a toda verdad.
¿Hay alguna opresión en tu vida que te lleva a sentirte sin salida, atrapado en sí mismo o en los problemas? Evalúa lo que es verdad en cada situación, analizando todo frente a lo que dice la Biblia y llevando el pensamiento a la obediencia a Cristo. A través de su Palabra encontramos libertad y paz para nuestro pensamiento, pues no se trata de que no tengamos ningún problema o de que se terminen inmediatamente, sino que Dios nos da la fuerza para resistir, la sabiduría para resolver y la libertad a través de su Palabra.  Oración.
"Gracias mi Señor porque me has dado libertad en mi mente, porque tu verdad revelada nos conduce hacia sendas de justicia y amor, porque donde está tu Espíritu, allí hay libertad. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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sábado, 14 de septiembre de 2019

CONSUMADO ES, COMPLETO SOY


CONSUMADO ES, COMPLETO SOY
“Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu.”, Juan 19:30
“De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto.”, Juan 12:24
El significado de “Consumado es” alude al pago total de una deuda, usado tanto para los comerciantes de la época como para un prisionero que había terminado su condena y le era entregado un documento o escrito con la palabra “cumplido” o “consumado es”. En la escritura se nos explica lo que hizo el Señor Jesús respecto a nosotros, en este sentido: “anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz” (Colosenses 2:14).
Por esto decimos que Cristo pagó la deuda que nosotros teníamos por el pecado, fue un sacrificio completo, una vez y para siempre, no debemos agregarle o quitarle nada, sino aceptarlo en nuestra vida; no es un sacrificio que va a ocurrir o un acto a la espera de realizarle, tampoco es un proceso, sino un acto de amor que ocurrió y ahora se hace cierto en cada creyente.
Cuando por fe aceptamos en nuestra vida que así como Cristo murió y resucitó, nosotros también, entonces somos rescatados del pecado y es pagada completamente la deuda que teníamos por el pecado. Podemos decir así como Cristo, consumado es, completo está, no por nuestro méritos sino por lo que Él ya hizo en la cruz.
Lo que sigue es honrar a Dios, glorificándolo por medio de mi vida. Aunque hay un proceso de santificación y madurez, que se da al identificarnos día a día con lo que sucedió y de vivir conforme a la nueva naturaleza que Dios hizo en nosotros, es nuestro compromiso, por amor, entender y vivir esta plenitud. Con respecto a esto dice la escritura “para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.”. (Efesios 3:17-19).
Pidamos a Dios entender la plenitud del sacrificio de Cristo en la cruz y su resurrección, para que esa plenitud del amor de Cristo sea revelada a nuestras vidas, se haga efectiva para que tengamos seguridad de nuestra verdadera identidad, para que no dudemos y para que vivamos llenos de gozo, porque estamos completos en Él. (Colosenses 2:10). Hermano, Cristo hizo la tarea completa, así que estamos completos en Él, esto sin duda debe fortalecer nuestra alma y hacer mantener nuestra confianza en Él. Oración.
"Gracias mi Señor y Salvador, porque pagaste la deuda por mis pecados y tu obra se completó para que ahora yo viva convencido, en amor y plenitud. Quiero vivir en santidad y gozar de tu plenitud y abundancia de bendiciones. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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viernes, 13 de septiembre de 2019

EL DOLOR QUE PRODUCE EL PECADO


EL DOLOR QUE PRODUCE EL PECADO

“Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.”, Isaías 53:4-5
El pecado no es un juego, produce enfermedad, dolor y muerte. Por esto Cristo cargó con la enfermedad del pecado, que nos llevaba a la muerte eterna.
El pecado también produce dolor, un dolor inmenso que deja vacíos en nuestro interior, que afecta nuestros pensamientos y nuestra conducta.
Todos nosotros de alguna manera hemos sufrido las consecuencias por causa del pecado, ya sea el de nuestros abuelos, padres o nuestros propios pecados; también hemos sufrido cuando alguien peca en contra de nosotros. Así mismo, causamos un dolor profundo cuando pecamos en contra de otra persona, si lo condenamos, si lo maltratamos o si hablamos mal de él; sin duda hemos pecado y causado mucho dolor (Mateo 5:22-23).
Este dolor que produce el pecado también fue llevado por Cristo en la cruz, y como respuesta nuestra a esa gracia y perdón recibido, debemos perdonar y esforzarnos por no causar más dolor a nuestro prójimo, porque lo que nos correspondía padecer por causa de nuestros pecados, Jesús ya lo padeció.
Ahora que hemos sido limpiados, perdonados y justificados por Cristo, vivamos a la justicia, vivamos por Él y para Él, ayudando a limpiar las lágrimas de dolor que produjimos, sanando el corazón que lastimamos, quitando las cadenas que atamos y las cargas que pusimos en otros. Anunciemos la libertad por medio de Cristo, mostrando en nuestras vidas que el dolor fue quitado de nuestro corazón. Si hemos de sufrir algún dolor, que sea por causa del anunciar el evangelio, aunque será con extremo gozo. Oración.
"Señor, gracias por llevar mi dolor en la cruz, por sanarme de las heridas que produjo en mí el pecado. Quiero anunciar tu nombre para sanar corazones dolidos. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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jueves, 12 de septiembre de 2019

JUNTOS. PARTE 2


JUNTOS. PARTE 2
“¿Pensáis que he venido para dar paz en la tierra? Os digo: No, sino disensión. Porque de aquí en adelante, cinco en una familia estarán divididos, tres contra dos, y dos contra tres. Estará dividido el padre contra el hijo, y el hijo contra el padre; la madre contra la hija, y la hija contra la madre; la suegra contra su nuera, y la nuera contra su suegra.”, Lucas 12:51-53
“Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis toda una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer.”, 1 Corintios 1:10
Este es un llamado a estar juntos, pero habrá una división global, entre aquellos que acepten a Cristo verdaderamente y aquellos que lo rechazan, especialmente con sus actos, porque dice la Palabra “Este pueblo de labios me honra; Mas su corazón está lejos de mí. Pues en vano me honran, Enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres.”, Precisamente los mandamientos de hombres y las doctrinas basadas en la tradición y no en la escritura causan división, los mismos apóstoles se vieron enfrentados a esto con el propio pueblo judío, específicamente con los sacerdotes, tuvieron que decidir y eligieron obedecer a Dios antes que a los hombres (Hechos 5:29), prefirieron ser rechazados por su pueblo y aceptados por Dios.
Porque entre más lejos estemos de lo que Dios dice, más divididos estaremos. Aquellos que estamos unidos a Cristo y su enseñanza estamos llamados a estar juntos, puesto que tenemos un mismo Espíritu y como parte del mismo cuerpo nos necesitamos unos a otros (1 Corintios 12:13). Esta es la clave para que nos levantemos y brillemos con La Luz que Cristo nos ilumina, juntos en armonía, llevando la semilla de la Palabra de Dios a un mundo lleno de división, hipocresía, dolor y vacío.
Jesús sabía que, al estar juntos, soportaremos la noche más oscura, las pruebas más duras y la persecución más intrigante, y que al resistir juntos el mundo verá que somos diferentes, porque al demostrar el amor como hermanos los demás verán que somos verdaderos discípulos de Cristo.
“En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros” (Juan 13:35). Y tu hermano, ¿Eres de los que divide, o de los que suma? Si eres de los que suma, llegó el momento de servir a Cristo en compañía con los demás creyentes, ya que su venida está cerca pues la escritura dice “Juntadme mis santos, Los que hicieron conmigo pacto con sacrificio” (Salmos 50:5). Oración.
"Padre, que mi vida en comunidad, de perdón y de amor, sea testimonio para los que no creen, para que puedan evidenciar que habitas en mí y en todos aquellos que tienen a Cristo. Ayúdanos a brillar juntos, Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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miércoles, 11 de septiembre de 2019

JUNTOS. PARTE 1


JUNTOS. PARTE 1

Oración.
"Padre, en el nombre de Jesús, que tu Santo Espíritu guíe mi vida para vivir conforme a tus preceptos y enseñanzas, y que en armonía con mis hermanos pueda obedecerte y llevar el mensaje de amor al mundo entero. Amén."
 “Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación;” Hechos 17:26
“Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.” Gálatas 3:28
Es un hecho que la humanidad está dividida, y es la estrategia del mal causar divisiones. Es lógico que tengamos diferentes formas de pensar o perspectivas distintas de la vida, pero cómo hacemos las cosas o alcanzamos nuestras metas y propósitos, no debería traer conflictos entre nosotros.
Sin embargo, vemos un mundo profundamente dividido, familias divididas, gobiernos con alta polarización, relaciones con conflictos y posiciones irreconciliables, y se seguirá profundizando la crisis porque cada uno va por su propio lado, trabajando y luchando de acuerdo a su conveniencia personal.
Pero necesitamos estar juntos, ayudarnos unos a otros, ponernos de acuerdo para sanar heridas, para reconciliarnos; y para esto vino Cristo al mundo, para sanar las heridas, para reconciliarnos con Dios, que es la esencia para curar nuestros conflicto internos y externos. Pero si no tenemos al Espíritu en nuestro corazón, somos arrastrados por nuestros sentidos superficiales, que siempre nos llevarán a dividir en vez de sumar (Judas 19-21).
No sólo por ir y sentarme en una congregación soy de Cristo, o soy parte de la verdadera iglesia, como muchos consideran o discuten, sino que soy de Cristo si obedezco a Dios. El resultado o fruto de mi fe es mi obediencia, no una obediencia fingida ni externa, no una obediencia por obligación, sino por amor.
En este punto se acaba la división, cuando permito que mi vida sea guiada por el Espíritu Santo, porque como dice la escritura “Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios” (Romanos 8:14). Por lo tanto, reflexionemos y recordemos cómo vivían los primeros que recibieron a Cristo en su corazón; vivían como una gran familia, compartían todo entre sí, oraban juntos, perseveraban en una misma doctrina, la que fue revelada a los apóstoles, compartían el pan, como símbolo de su unión y fe en Cristo, permanecieron juntos e impactaron al mundo entero. Por lo cual hermanos, estamos llamados a recuperar y seguir este mismo ejemplo. Oración.
"Padre, en el nombre de Jesús, que tu Santo Espíritu guíe mi vida para vivir conforme a tus preceptos y enseñanzas, y que en armonía con mis hermanos pueda obedecerte y llevar el mensaje de amor al mundo entero. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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martes, 10 de septiembre de 2019

EL SECRETO DE LA FELICIDAD


EL SECRETO DE LA FELICIDAD
“Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.”, Juan 17:3
Es un hecho que todos buscamos la felicidad, de una manera u otra todos buscamos estar y sentirnos bien. Sin embargo, desde la perspectiva divina, la felicidad no consiste en las posesiones materiales, porque como dice la escritura “… ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?” (Marcos 8:36).
El Señor Jesús enseña que la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee, y habla en parábola de un hombre que había producido mucha riqueza, y que se decía a sí mismo: ¡Relájate! ¡Come y bebe y diviértete! Pero era necio porque podría morir en cualquier momento, y ¿quién se quedaría con todo lo que había acumulado? (Lucas 12:15-21)
El maligno tentó a Jesús y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, pero Jesús sabía que era una gloria efímera, y que la verdadera gloria y riqueza era adorar sólo al Dios verdadero, por eso le dice “escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás” (Mateo 4:8-10). De seguro el mundo y el maligno nos siguen ofreciendo un placer efímero, un impostor de la felicidad a través del sexo, la riqueza o glorias temporales y nos enseña la mentira que obedecer a Dios es imposible, aburrido y trae tristeza.
Pero esto no es cierto, ya que el secreto de la felicidad se encuentra en la obediencia a Dios. Pero ¿cómo podemos ser felices si no somos obedientes? Y también esto nos lleva a reflexionar ¿cómo podemos ser obedientes si no sabemos qué obedecer?
La Biblia nos enseña que, al creer en Cristo, al recibirlo como nuestro Señor y Salvador, tendremos la fuerza y el entendimiento por su Espíritu de obedecer su Palabra, por tanto, seremos bendecidos en todos nuestros caminos. (Romanos 10:8-10, Deuteronomio 30:10-16)
Por esto, la felicidad no puede ser completamente descubierta mientras permanecemos ignorantes de la Palabra de Dios y rechacemos a Cristo, pues este es su mensaje fundamental: que conozcamos al Padre y a Él, para tener vida eterna.
Es momento de conocer su voluntad por medio de la escritura, de andar en sus caminos deleitándonos en su Palabra, para que todo lo que hagamos sea prosperado, porque toda obediencia trae recompensa. (Éxodo 19:5, Jeremías 7:23, Deuteronomio 28).  Oración.
"Padre, guíame a ser obediente, que aun en medio de las dificultades, mi felicidad sea conocerte, agradarte y hacer tu voluntad. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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lunes, 9 de septiembre de 2019

LEVANTAR A LOS DÉBILES, AYUDAR AL CAÍDO


LEVANTAR A LOS DÉBILES, AYUDAR AL CAÍDO
“También os rogamos, hermanos, que amonesten a los ociosos, que alentéis a los de poco ánimo, que sostengáis a los débiles, que seáis pacientes para con todos. Mirad que ninguno pague a otro mal por mal; antes seguid siempre lo bueno unos para con otros, y para con todos.”, 1 Tesalonicenses 5:14-15
Esforzarnos por hacer el bien a los demás se trata de que a pesar de que no estemos de acuerdo con las actitudes de las personas les ayudemos.
Si hay alguien perezoso debemos corregirlo, no condenarlo; enseñarle y mostrarle las consecuencias de su comportamiento. Si hay alguien desanimado, estamos llamados a darle aliento y esperanza por medio de la Palabra de Cristo, no ha prometer cosas que no podemos cumplir, mejor es no prometer que prometer y no cumplir (Eclesiastés 5:5), pero sí podemos enseñarle las promesas de Dios para su situación específica ya que estas son ciertas y se cumplirán si confía en Dios.
Así mismo debemos ser pacientes con todos, pero precisamente los que van a probar nuestra paciencia son aquellos con los que tenemos mayores diferencias.
Estos principios que practicamos hacia otros van marcando diferencia con el mundo, donde la venganza guía las relaciones de una u otra forma, o donde a nadie le importa ayudar a otros en verdad. Pero para un hijo de Dios, pagar bien incluso a aquel que le ofendió o le pagó mal, es mostrar el amor de Cristo para ganar el alma de la persona y al final tener un hermano más.
Ayudemos a quien está débil, oremos por quien nos persigue o se opone, brindemos nuestra amistad, apoyo y colaboración a los que no tienen esperanza, estaremos impactando la vida de las personas de gran manera, con el tiempo vamos a recoger el fruto de personas que vieron en nosotros el mismo amor, la misma paciencia y la misma humildad de Cristo.
Estamos llamados a predicar la verdad con nuestras acciones de enseñar, amar y servir, animando a otros, levantando al caído, llenando de amor al que no tiene amor, así estamos pagando con la moneda de más alto valor, que Cristo nos dio en la cruz, la moneda del amor.  Oración.
"Señor, que en mi andar pueda sostener y apoyar a quien está desanimado, alentar al abatido, ser paciente con todos; con el amor que me diste al salvarme y perdonarme, así mismo ofrecerlo a los demás. Padre eterno quiero, ser guiado por tu Espíritu Santo que mora en mí te lo pido en el nombre de Jesucristo tu Hijo Amén
. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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