jueves, 11 de noviembre de 2010

Regocíjese en el Señor


Regocíjese en el Señor

Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez dig ¡Regocijaos!

Filipenses 4:4

Muchos creyentes se convierten en víctimas de sus circunstancias y como consecuencia viven en altibajos espirituales. Para ellos, una orden de que se regocijen parece irracional. Pero la orden del versículo de hoy es regocijarse "en el Señor".

No siempre podemos regocijarnos en nuestras circunstancias o en las de otras personas porque ambas pueden ser malas. Sin embargo, podemos regocijarnos en el Señor porque Él es siempre bueno y sabemos que nunca cambia. De modo que nuestra estabilidad espiritual se relaciona directamente con nuestro conocimiento de Dios. El conocerlo nos ayuda a vivir por encima de nuestras circunstancias y nos da estabilidad. Por eso se escribieron los Salmos en forma poética y se les puso música, para que el pueblo de Israel pudiera memorizar las Escrituras y cantar himnos a fin de profundizar su conocimiento de Dios. El conocerlo hace que todo lo demás parezca menos importante. Razones para regocijarse

Aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso.

1 Pedro 1:8

Los cristianos tenemos muchas razones para regocijarnos. La principal se basa en quién es Dios: Él es soberano. Esa es la verdad más grandiosa acerca de Dios. Nada está fuera de su control, y Él lo controla todo a fin de obrar para nuestro bien (Ro. 8:28). Él tiene un conocimiento infinito de todos los aspectos de la vida; dónde estamos y qué decimos (Sal. 139:2-4). Y Él ejerce su conocimiento en perfecta sabiduría. El conocer así a Dios nos debe dar gozo inefable y glorioso.

También debemos regocijarnos porque Dios nos salvó, nos adoptó y prometió darnos una herencia en Jesucristo (Ef. 1:1-11). Cuando Cristo regrese, disfrutaremos de su presencia y del lugar celestial preparado para nosotros (Jn. 14:2-3). Hasta entonces, tenemos el gozo de saber que Dios ha prometido satisfacer todas nuestras necesidades (Fil. 4:19). Además, tenemos el privilegio de servir al que más amamos. Eso incluye el dar las buenas nuevas a los perdidos y alentar a los hermanos en la fe para que crezcan en su amor y en su servicio a Él. También podemos tener gozo al saber que podemos orar a Dios en cualquier momento (He. 4:15-16).

miércoles, 10 de noviembre de 2010

¿Tu Vida Pondrás Por Mí? 1


– ¿Tu Vida Pondrás Por Mí? 1
Pasaje clave: Juan 13:36-38.

Pedro habló con Jesús tratando de identificarse con él y de tratar de hacer algo. Pero Jesús le hizo ver que aunque Pedro tenía buenas intenciones, éstas no alcanzaban para hacer lo que Jesús espera de nosotros.

La pregunta que el Señor hace a su discípulo es muy fuerte. Ante la afirmación de Pedro “Mi vida pondré por ti”, Jesús respondió con una pregunta que implicaba que Pedro no entendía bien lo que estaba diciendo. Hoy Jesús nos hace a nosotros la misma pregunta: “¿Tu vida pondrás por mi?”

¿Entendemos nosotros lo que significa poner la vida por Jesús? ¿Cuántos de nosotros lo hemos hecho de verdad ?Poner la vida no es solamente llegar a morir como mártir.

Poner la vida por Cristo es dejar de vivir para mí y vivir totalmente para él.

1. Jesús Puso Su Vida por Nosotros.

A. Cuando se hizo carne por nosotros.

B. Viviendo entre pecadores, sin cometer pecados.

C. Sanando, libertando y bendiciendo a los hombres en su ministerio.

D. Mostrándonos como debemos vivir con su vida y sus enseñanzas. (Juan 15:13-14)

E. Yendo a la cruz para cargar con nuestros pecados. (Juan 10:14,15)

F. Resucitando en el poder de Dios y sentándose a la diestra del Padre para interceder por nosotros para siempre.


2. Qué Significa Para Nosotros Poner la Vida por Jesús

Cuando hablamos de poner la vida por Jesús, hablamos de cosas bien prácticas. Esto no es una metáfora ó una alegoría es algo concreto que tiene que ver directamente con estar rendido a Dios.

A. Que mi mayor anhelo es ser como el Maestro. (Mateo 10:25).

¿A quién imito? ¿Quién es el modelo para mi vida? Todos imitan a alguien. Todos hemos aprendido de alguien. ¿Quién dirige mi vida?

Para imitar a Cristo debo observar cómo el vivió, qué hizo, qué dijo, cómo se comportaba en las luchas, en las victorias, qué decía a sus amigos, qué decía a sus enemigos.

¿Cuáles cosas eran importantes para Jesús? ¿Qué dijo Jesús respecto del dinero?

¿Qué dijo Jesús respecto del trabajo? ¿De la familia?

Poner la vida por Cristo significa anhelar llegar a ser cómo él es.

B. Que me dispongo a negarme a mí mismo y a tomar la cruz. (Mateo 16:24).

No puedo imitar a Cristo si no reconozco la lucha que hay en mi corazón. Una vez que la reconozco, cada día debo hacer prevalecer en mí lo que Dios quiere. Esto es un acto de mi voluntad. Es una decisión que debo tomar día a día: (Malaquías 2:2)

Muchos creyentes siguen a Cristo de acuerdo a su estado de ánimo. Eso no es negarse, ni rendirse. Hoy oran y mañana no. Hoy leen la Biblia y mañana no. Se congregan un domingo y al otro faltan. Necesitan tomar una decisión y cambiar sus vidas.

Negarme a mí mismo es la clave para perdonar al que me ofende. Nadie puede agradar a Cristo si no aprende a negar y sujetar sus deseos carnales. Esto era lo que hacía Pablo: 1º Corintios 9:27

¿Quién manda en tu vida? ¿El Espíritu o la carne? Hay una decisión que tomar.

Poner la vida por Cristo es negarme a mí mismo, y tomar la cruz, y seguirle.

martes, 9 de noviembre de 2010

Súplica por la concordia


Súplica por la concordia

Completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa.

Filipenses 2:2

El apóstol Pablo era un gran teólogo, y a menudo trató importantes temas doctrinales. Se opuso al legalismo de los judaizantes (Fil. 3:2) y a los criterios disolutos de otros falsos maestros (vv. 18-19). Sabía que tales enseñanzas pervertían la doctrina de la salvación y amenazaban la vida de la iglesia. Pero también comprendía que la discordia en la iglesia era igualmente una amenaza para su vida. Es que el conflicto le quita a la iglesia su poder y destruye su testimonio. Los enemigos de Cristo se afanan por buscar formas de desacreditar a la iglesia.

Por lo visto, la discordia en la iglesia de Filipos estaba a punto de destruir la integridad de su testimonio. Así que Pablo les dij "Solamente que os comportéis como es digno del evangelio de Cristo, para que o sea que vaya a veros, o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio" (1:27). Tenemos un Espíritu entre nosotros, de modo que no hay razón alguna para la discordia. Evite el conflicto personal

Ruego a Evodia y a Síntique, que sean de un mismo sentir en el Señor.

Filipenses 4:2

Pablo afrontó muchos conflictos en la iglesia, pero algunos eran para él tan importantes como para tratar sobre ellos en sus epístolas, y también importantes para nuestra enseñanza. Es evidente que las dos mujeres en el versículo de hoy estaban dirigiendo dos facciones opuestas en la iglesia. No sabemos cuáles eran sus quejas específicas, pero podemos suponer que fuera un conflicto personal.

Sí, sabemos que las dos mujeres eran miembros notables de la iglesia porque habían trabajado con Pablo en la causa del evangelio (Fil. 4:3). Y sabemos que estaban causando estrago en la iglesia porque al parecer no estaba unida (Fil. 2:2). Reconociendo que se trataba de falta de amor, que indica la presencia de orgullo y la ausencia de humildad, Pablo rogó que las mujeres fueran "de un mismo sentir en el Señor" (4:2). Cada una estaba exigiendo su propio derecho en vez de interesarse en el derecho de la otra. Pero como Pablo las exhortó y nos exhortó a nosotros, una buena relación con el Señor resolverá cualquier discordia.

lunes, 8 de noviembre de 2010

¿Tu Vida Pondrás Por Mí?



Pasaje clave: Juan 13:36-38.



C. Que permanezco en su Palabra. (Juan 8:31).

Poner la vida por Cristo es vivir de acuerdo a lo que dice la Palabra de Dios. Ella debe dirigir mis pasos, mis decisiones. Pero para vivir de acuerdo a la Biblia, hay algo básico. Debo conocerla.

¿Leo la Biblia cada día? ¿Medito en ella? ¿Escucho la enseñanza con atención?

Tu vida responderá de acuerdo a aquella con lo que la has llenado. Si la llenás de T.V. responderás como un actor, si la llenás de los periódicos, responderás con pesimismo, pero si la llenás con la Palabra, vas a actuar como un imitador de Cristo.

¿Por qué tantos creyentes viven como títeres del diablo? Porque ignoran las Escrituras y el poder de Dios. Poner la vida por Cristo es vivir de acuerdo a lo que la Biblia enseña.

D. Que lavo los pies de mis hermanos. (Juan 13:14).

Poner la vida por Cristo tiene relación directa con el trato que tenemos con nuestros hermanos. Jesús dijo que lo que hagamos a uno de sus pequeñitos, se lo hacíamos a él.

Cuando Caín mató a Abel, intentó justificarse preguntándole a Dios “Soy yo acaso guarda de mi hermano.” El silencio de Dios fue una respuesta contundente.

¿Qué significa lavar los pies de mis hermanos? Lo que Jesús hizo mostró el gran valor que los discípulos tenían para él. Lo que yo haga por mis hermanos, mostrará lo que ellos valen para mi. ¿Cómo lavo los pies de mis hermanos?

Amándoles y orando por ellos.
Estando con ellos en sus necesidades.
Ayudándoles a seguir a Cristo. Con mi ejemplo y exhortación.
Perdonándoles sus ofensas.
No siendo tropiezo a sus vidas.
E. Que estoy dispuesto a correr peligros por él. (Hechos 9:1).

En nuestra realidad, la vida no corre peligro por seguir a Cristo. Tenemos la bendición de vivir en un país con libertad de culto y es algo que debemos aprovechar. ¿Pero podemos aplicar esta situación a nosotros? ¿Qué significa dentro de nuestra realidad correr peligros por él ?

Respetar nuestra fe delante de cualquier persona y en cualquier situación.

“Si alguien habla mal del evangelio delante nuestro…”

No comprometer nuestras creencias para quedar bien con alguien.

“Si tus amigos te piden compartir un boleto de lotería…”

Asumir las consecuencias que implique el obedecer a Dios. “Si tu jefe te pide que mientas en algo, o si no… Poner la vida por Cristo significa asumir cualquier riesgo por él.

F. Que doy fruto. (Juan 15:8).

Alguien que pone su vida por Cristo será fructífero. Si estoy rendido a él, la consecuencia será fruto en mi vida. Para poner mi vida por Cristo, debo morir, esta es la condición indispensable para llevar fruto:

Llevar fruto es reproducir en otros lo que Dios me ha dado. Es compartir la vida que está en mí con otras personas.

¿Estás compartiendo tu fe con otros? ¿Estás consolidando a otros en su fe? ¿Sos parte de una célula (grupo pequeño, red)?

Si no llevo fruto, no estoy glorificando a Dios. Puedo cantar todo el día, pero en el cielo, Dios tiene ángeles que cantan mejor que yo, puedo decirle las cosas más hermosas e impresionantes, pero ¿podrá eso sorprender a Dios? Lo que realmente impresiona a Dios y le da gloria es cuando nosotros llegamos a amar a los demás de la misma forma en que fuimos amados por Dios.

Ud. que dice que ama las almas y quiere ver su iglesia llena:

¿Ora por ellas? ¿Da testimonio de Cristo? ¿Está consolidando a personas en estos días? ¿Cómo recibe a los que vienen?

Poner la vida por Cristo es llevar fruto de vidas que le conocen.

Conclusión

¿Tu vida pondrás por mí? preguntó Jesús a Pedro. ¿Qué le contestaríamos nosotros hoy? Lo que hacemos, ¿qué indica? Cuando a Pedro le preguntaron si conocía a Jesús, él lo negó.

A veces con nuestras palabras no lo negamos, pero ¿qué dicen nuestros hechos? Poner nuestra vida por Cristo es algo bien práctico. ¿Lo estás haciendo?

domingo, 7 de noviembre de 2010

Un buen soldado


Un buen soldado

Tú, pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo.

2 Timoteo 2:3

Valor, convicción e integridad son virtudes respetables desde un punto de vista secular, pero es necesario que se manifiesten en la vida de todos los cristianos. Es que el nombre "cristiano" nos identifica con Cristo, que nunca transigió ni se apartó de la verdad. Él es el ejemplo perfecto de integridad valerosa.

Es lógico entonces que se nos llame a ser estables y a estar firmes como Cristo y a no dudar (Stg. 1:6). Exhortaciones a estar firmes (Ef. 6:11, 13-14) y ser fuertes (1 Co. 16:13; 2 Ti. 2:1) confirman que hemos de ser valerosos y intransigentes al vivir para Jesucristo.

Casi todos deseamos verdaderamente estar firmes y no tropezar en nuestro andar con Cristo. Ninguno de nosotros quiere ser aplastado bajo el peso de las pruebas de la vida ni ser derrotado por el ataque furioso del mundo, de la carne y de Satanás. Pero debemos comprender que permanecer firmes y ser fuertes no es fácil porque libramos una lucha espiritual (2 Ti. 2:3-4). Tenemos que estar preparados para sufrir "penalidades" a lo largo del camino como buenos soldados de la fe. Resolver la discordia

Estáis firmes en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio.

Filipenses 1:27

La estabilidad espiritual depende del amor mutuo, la armonía y la paz entre los creyentes. Nuestra vida debe estar entretejida para que podamos soportarnos y sustentarnos los unos a los otros.

En el versículo de hoy, leemos que Pablo quería que hubiera esa clase de armonía en la iglesia de Filipos, pero en su lugar había una gran desavenencia entre dos mujeres que amenazaban la vida de la iglesia. Pablo procuraba que no se extendieran por toda la iglesia pecados como la parcialidad, la crítica, la amargura, la falta de perdón y el orgullo.

A fin de evitar tales problemas, es necesario que los creyentes velen y oren los unos por los otros. El amor mutuo produce la armonía que lleva a la estabilidad espiritual y que muestra lo que ha de hacer la iglesia: ayudar a los débiles, levantar a los caídos y restaurar a los quebrantados.

sábado, 6 de noviembre de 2010

Libre


– Libre
“Pelearán contra ti, pero no te podrán vencer, porque yo estoy contigo para librarte, afirma el Señor.” Jeremías 1:19

Jeremías no la tenia fácil. Era un hombre joven en una sociedad que ponderaba las canas y respetaba la experiencia. Y Dios lo enviaba a dar un mensaje temerario y espantoso: El exilio por la desobediencia descarada. Nunca es fácil decir las malas noticias. Pero ser el portavoz del terrible castigo divino por generaciones de desobedientes era una tarea demasiado pesada para un joven.

Jeremías tenía miedo. Pensaba que no estaba a la altura de las circunstancias y que las contras eran demasiado grandes para que pudiera superarlas. Analizando lo que tenía por delante, se desanimó. Eran demasiados problemas para tan pocos recursos. Y estaba solo. Parecía que el pedido de Dios era enorme y que le daba una responsabilidad que no podía cumplir.

Conocía la ciudad donde tenía que predicar. Eran sus vecinos, la gente con la que se había criado y crecido. Los conocía tanto como ellos a él. Y eso le jugaba en contra. Sabía que se iban a enojar cuando conocieran que Dios los estaba juzgando por sus malos actos. Y que a ellos no les gustaba que los señalaran. Cada uno tenía su excusa o su justificación para actuar como lo estaban haciendo y se creían buenos. La censura que Dios le mandaba a Jeremías a hacer a sus conciudadanos era ponerles el dedo en la llaga. Y eso dolía.

Y ante el miedo de Jeremías, Dios le hace esta promesa enorme. Puede ser que sea difícil, que tenga contras, que le peleen, que lo insulten o lo golpeen, pero no podrán vencerlo. Dios iba a estar con Jeremías y Dios es infinitamente más grande.

Dios no ha cambiado. ¡Gracias a Dios sigue siendo igual! Y su promesa sigue estando vigente. ¿Qué es lo que hoy te atemoriza? ¿Qué cosas te inquietan o te desvelan? Tal vez hoy no tengas enemigos que quieran golpearte o te amenacen, pero existen otros problemas que a veces duelen más que las agresiones físicas aunque sean invisibles.

Dios vuelve a decirte, como le dijo a Jeremías hace tantos años: vas a tener que pelear, la lucha será dura, pero no te van a vencer. No importa cual sea tu enemigo, cual sea tu temor o cual sea tu angustia. Nada podrá vencerte porque Yo (dice Dios) estoy contigo para librarte.

viernes, 5 de noviembre de 2010

Luche contra el verdadero enemigo


– Luche contra el verdadero enemigo
Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne. – 2 Corintios 10:3

¿Sabe usted por qué tantos creyentes están perdiendo en las luchas de la vida? Porque no están luchando contra el verdadero enemigo. Se les has hecho creer que si alguien les dice o les hace algo para perjudicarlos, deben considerar a esa persona como enemiga. Pero están equivocados.

La Biblia dice que no tenemos lucha contra sangre y carne. Pero como todo ser humano es de sangre y carne, eso implica que nuestros semejantes no son el origen de nuestras dificultades y luchas.

“Pero, hermano francisco, usted no sabe lo que fulano y zutano me hicieron”.

Eso no importa, porque si usted desperdicia su tiempo peleando contra fulano y zutano, su verdadero enemigo se saldrá con la suya.

¿Quién es el verdadero enemigo? Mire en Efesios 6:12: “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”.

Satanás y los demonios serán enemigos suyos de por vida. Ellos son los culpables de toda afrenta personal que usted sufre. Las personas que lo perjudican y lo ofenden son solo instrumentos de Satanás. Cuando él quiere hacerle daño, lo hace por medio de ellas.

Recuerde que la persecución no es la expresión del odio que otros tienen hacia usted, sino la expresión del temor que Satanás tiene de usted. Cuando usted está metido de lleno en la Palabra y la esgrime como la espada del Espíritu, el diablo se llena de temor y va en busca de alguien a quien pueda enviar contra usted.

La próxima vez que alguien le ofenda, no se desvíe del camino para pelear contra esa persona, sino que ate al espíritu que está utilizando a esa persona. Olvídese de las luchas contra sangre y carne y empiece a pelear con las armas del Espíritu. Ponga su mira en Satanás con autoridad y con la Palabra de Dios, y derribe al verdadero enemigo.

Escritura Devocional para leer : Efesios 6:10-18