viernes, 31 de julio de 2009

Vencer con el bien el mal


Vencer con el bien el mal

No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal.

Romanos 12:21

Devolver bien por mal es una de las obligaciones más difíciles de un cristiano. Pero desde la época del Antiguo Testamento, esa ha sido la orden de Dios para el creyente: "Si el que te aborrece tuviere hambre, dale de comer pan, y si tuviere sed, dale de beber agua; Porque ascuas amontonarás sobre su cabeza, y Jehová te lo pagará" (Pr. 25:21--22).

La expresión "ascuas amontonarás sobre su cabeza" se refería a una antigua costumbre egipcia. Una persona que quería mostrar arrepentimiento público llevaba sobre la cabeza una sartén de carbones encendidos para simbolizar el ardiente dolor de su vergüenza y de su culpa. Cuando usted ama a un enemigo tanto como para esforzarse por satisfacer sus necesidades, espera avergonzarlo por el odio que le tiene a usted.

A fin de evitar ser vencido por el mal que se le ha hecho, en primer lugar no debe dejar que lo agobie. En segundo lugar, no debe permitir que lo opriman sus propias reacciones indebidas. En ambos casos, el mal mismo debe ser vencido por el bien. ¿Quién es su prójimo?

Amarás a tu prójimo como a ti mismo.

Mateo 22:39

Jesús respondió a la pregunta del abogado judío "¿Y quién es mi prójimo?" con la parábola del buen samaritano (Lc. 10:30--37). En esa conocida historia, a un judío se lo golpea y se lo deja por muerto en el camino. Un samaritano compasivo salva al hombre, aunque por lo regular los samaritanos y los judíos se odiaban.

La moraleja de la historia es que el prójimo es cualquiera que se cruza en nuestro camino con una necesidad. ¿Habría reaccionado usted como reaccionó el samaritano si se hubiera encontrado al hombre herido a la orilla del camino? Espero que usted no habría pasado de largo, como hicieron el sacerdote y el levita de la historia.

La lección de la parábola no es que usted se detenga y ayude a alguien a quien se le haya desinflado un neumático, o que tenga que darle dinero a todos los mendigos que se encuentre. Pero Dios quiere que sea sensible ante semejantes situaciones y esté dispuesto a ayudar si piensa que su ayuda es la única que la persona pueda recibir. En otras palabras, siga la regla de or "Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos" (Mt. 7:12).

jueves, 30 de julio de 2009

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e probado y quiero mas

Jonas 4

Jonas 4 -

CAPÍTULO IV
Versículos 1-4. Jonás se enoja por la misericordia de Dios con Nínive, y es reprendido. 5-11. Se le enseña que hizo, por medio una calabacera que se marchita.

Vv. 1-4.Jonás hizo tema de reflexión sobre Dios lo que todos los santos hacen tema de gozo y alabanza; como si mostrar misericordia fuera una imperfección de la naturaleza divina, que es la mayor gloria suya. A su misericordia que perdona y salva todos debemos estar fuera del infierno. —Él desea la muerte; este era lenguaje de la necedad, la pasión y la corrupción intensa. Surgen en Jonás restos de un espíritu orgulloso y nada caritativo; él no esperaba ni deseaba el bienestar de los ninivitas, sino que sólo había venido a declarar y presenciar su destrucción. No se había humillado debidamente por sus propios pecados, ni estaba dispuesto a confiar en el Señor con su crédito y seguridad. Con este estado mental, despreció el bien del prójimo para los que él había sido un instrumento, y la gloria de la misericordia divina. A menudo debemos preguntarnos, ¿está bien hablar así, hacer así? ¿Puedo justificarlo? ¿Hago bien en enojarme tan rápido, tan a menudo, por tanto tiempo y hablar mal a los demás en mi enojo? ¿Hago bien al enojarme con la misericordia de Dios para los pecadores arrepentidos? Ese fue el delito de Jonás. ¿Hago bien al enojarme con eso que es para la gloria de Dios y el avance de su reino? Que la conversión de los pecadores, que es el gozo del cielo, sea nuestro gozo y nunca nuestra tristeza.

Vv. 5-11.Jonás salió de la ciudad, pero se quedó cerca, como si esperara y deseara su destrucción. Los que tienen espíritus inquietos y afanosos a menudo se crean problemas para tener algo de que quejarse. Véase cuán tierno es Dios con su pueblo en sus aflicciones, aunque ellos sean necios y atrevidos. Una cosa pequeña en sí misma, pero que llega a tiempo, puede ser una bendición valiosa. Una calabacera en el lugar preciso puede servirnos más que un cedro. Las criaturas menores pueden ser grandes plagas o gran consuelo según le plazca a Dios hacerlas.
Las personas de pasiones fuertes son proclives a decaer ante cualquier fruslería que les moleste o a elevarse con cualquier cosa vana que les guste. Véase qué son nuestros consuelos humanos y qué podemos esperar que sean; son cosas que se están agostando. Un gusanillo en la raíz destruye una calabacera grande: nuestras calabaceras se marchitan y no sabemos cuál es la causa. Quizá nos sean continuados los consuelos de criaturas, pero nos son amargados; la criatura continúa, pero el consuelo se va. Dios preparó un viento para hacer que Jonás sintiera la falta de la calabacera. Justo es que se queden sin nada de que quejarse quienes aman el quejarse. Cuando las providencias que afligen se llevan las relaciones, las posesiones y los goces, no debemos enojarnos con Dios. Lo que debe silenciar especialmente al descontento es que al desaparecer nuestra calabacera, nuestro Dios no desaparece. El pecado y la muerte son muy espantosos, pero Jonás, en su ardor, se los toma a la ligera a ambos.
Un alma es de más valor que todo el mundo; entonces, por cierto que un alma tiene más valor que muchas calabaceras: debemos interesarnos más por las almas preciosas, las nuestras y las del prójimo, que por las riquezas y goces de este mundo. Gran aliento es tener esperanza de hallar misericordia en el Señor, que Él esté listo para mostrar misericordia. Habrá que hacer que los murmuradores entiendan que, por muy dispuestos que estén a conservar la gracia divina para sí y los que son como ellos, hay un solo Señor sobre todos, que es rico en misericordia para con los que le invocan. —¿Nos maravillamos por la paciencia de Dios hacia su perverso siervo? Estudiemos nuestros corazones y modales; no olvidemos nuestra ingratitud y obstinación; y quedémonos atónitos con la paciencia de Dios con nosotros.

miércoles, 29 de julio de 2009

Jonas 3


Jonas 3 -

CAPÍTULO 3
Versículos 1-4. Jonás, enviado nuevamente a Nínive, predica allí. 5-10. Nínive se salva por el arrepentimiento de sus habitantes.

Vv. 1-4.Dios vuelve a emplear a Jonás a su Servicio. Que nos use indica que está en paz con nosotros.
Jonás fue desobediente. No trató de eludir la orden ni rehusó obedecerla. Véase aquí la naturaleza del arrepentimiento; es nuestro cambio de idea y conducta y el regreso a nuestra obra y deber. También, el beneficio de la aflicción; lleva de regreso a su lugar a los que habían desertado. Véase el poder de la gracia divina, porque la aflicción, por sí misma, más bien alejaría de Dios a los hombres antes que acercarlos. Los siervos de Dios deben ir donde Él los mande, ir cuando los llame, y hacer lo que les ordene; debemos hacer lo que manda la palabra de Dios.
Jonás cumplió su diligencia fiel y directamente. No es seguro que Jonás haya dicho más para mostrar la ira de Dios contra ellos o si sólo repitió esas palabras una y otra vez, pero este era el propósito de su mensaje. Cuarenta días es mucho tiempo para que el justo Dios demore juicios, pero es poco tiempo para que un pueblo impío se arrepienta y se reforme. ¿No debiera despertarnos para alistarnos para la muerte la consideración de que no podemos estar tan seguros de vivir cuarenta días, como entonces lo estuvo Nínive de durar cuarenta días? Debiera alarmarnos si tuviéramos la seguridad de no vivir un mes, pero somos negligentes aunque no estamos seguros de vivir ni siquiera un día.

Vv. 5-10.Hubo un prodigio de la gracia divina en el arrepentimiento y reforma de Nínive, que condena a los hombres de la generación del evangelio, Mateo xii, 41. Un grado muy pequeño de luz puede convencer a los hombres de que humillarse ante Dios, y confesar sus pecados con oración y abandonándolos, son medios para escapar de la ira y obtener misericordia. La gente siguió el ejemplo del rey. Se volvió acto nacional y fue necesario que así fuera, cuando era para impedir la destrucción nacional.
Aun los gritos y gemidos de las bestias brutas por falta de comida, recuerdan a sus dueños que deben clamar a Dios. En oración debemos clamar con fuerza, con pensamiento fijo, fe firme y afectos devotos. Nos interesa orar para revolver todo lo que está dentro de nosotros. No basta con ayunar por el pecado; debemos ayunar del pecado, y para el éxito de nuestras oraciones, no debemos albergar más iniquidad en nuestros corazones, Salmo lxvi, 18. La obra de un día de ayuno no se termina con el día.
Los ninivitas esperaban que Dios se volviera de su furor; y que así evitarían su destrucción. Ellos no podían tener tanta confianza de hallar misericordia por arrepentirse como nosotros, que tenemos la muerte y los méritos de Cristo, en los que podemos confiar para recibir perdón al arrepentirnos. Ellos no se atrevieron a presumir, pero no se desesperaron. La esperanza de misericordia es el gran aliento para arrepentirse y reformarse. Arrojémonos osadamente al estrado de la gracia gratuita, y Dios nos mirará con compasión.
Dios ve al que se convierte de sus malos caminos y al que no. Así salvó a Nínive. No leemos de sacrificios ofrecidos a Dios para expiar el pecado, pero no despreciará al corazón contrito y humillado, como el que tuvieron los ninivitas.

martes, 28 de julio de 2009


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Jonas 2


Jonas 2 -

CAPÍTULO 2
Versículos 1-9. La oración de Jonás. 10. Es librado del pez.

Vv. 1-9.Fíjese cuando ora Jonás. Cuando estaba en problemas, sometido a las señales del descontento de Dios contra él por pecar: cuando estamos afligidos debemos orar. Oró siendo mantenido con vida por milagro. El sentido de la buena voluntad de Dios para con nosotros, a pesar de nuestras ofensas, abre en oración los labios que estaban cerrados con el miedo a la ira. También, donde oró; en el vientre del pez. Ningún lugar es malo para orar. Los hombres pueden impedirnos la comunión de unos con otros, pero no la comunión con Dios. A quién oró; al Señor su Dios. Esto anima a retornar aun a los descarriados. Qué fue su oración. Esto parece relatar su experiencia y reflexiones, entonces y después, más que ser la forma o sustancia de su oración. Jonás reflexiona en el fervor de su oración y la prontitud de Dios para oír y responder. Si nos volvemos buenos por nuestros problemas, debemos notar la mano de Dios en ellos. Había huido malamente de la presencia del Señor, que podía quitarle con justicia su Espíritu Santo, para nunca más visitarlo. Son miserables sólo aquellos a quienes Dios no reconoce ni favorece más. Aunque estaba perplejo, no estaba desesperado, Jonás reflexiona en el favor de Dios para él, cuando buscó a Dios y confió en Él en su angustia.
Amonesta a los demás, y les dice que se mantengan cerca de Dios. Los que abandonan su deber, abandonan su propia misericordia; los que huyen de la obra de su lugar y día, huyen del consuelo de ella. En cuanto un creyente copia a los que siguen las vanidades mentirosas, se olvida de su propia misericordia, y vive por debajo de sus privilegios. Pero la experiencia de Jonás estimula a los demás, de todas las épocas, a confiar en Dios como Dios de salvación.

V. 10.La liberación de Jonás puede ser considerada como ejemplo del poder de Dios sobre todas las criaturas. Como ejemplo de la misericordia de Dios para un pobre penitente que, en angustia, ora a Él: y como tipo y figura de la resurrección de Cristo. En medio de todas nuestras diversas experiencias y de los cambiantes escenarios de la vida, tenemos que mirar por fe, fijamente, a nuestro Redentor, una vez sufriente y moribundo, pero ahora resurrecto y ascendido. Confesemos nuestros pecados, consideremos la resurrección de Cristo como primicia de la propia, y recibamos agradecidos cada temporal y liberación espiritual como señal de nuestra redención eterna.

lunes, 27 de julio de 2009

Debe regir la humildad


Debe regir la humildad

No seáis sabios en vuestra propia opinión.

Romanos 12:16

Los cristianos presumidos y egoístas son una seria contradicción. Si hemos de seguir a Cristo debemos someternos a la voluntad de Dios como se presenta en su Palabra. Cualquier confianza que usted tenga en sí mismo, en su propia sabiduría o en sus talentos naturales debe subordinarse a los mandatos del Señor.

De ninguna manera debe ser presumido, ni en ningún sentido considerarse mejor que los demás creyentes. Más bien Dios quiere que usted acepte y abrace a cada miembro del cuerpo de Crist "No mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros" (Fil. 2:4). Nada de venganza

No paguéis a nadie mal por mal.

Romanos 12:17

Algunos creen que la ley del Antiguo Testamento de "ojo por ojo, diente por diente" (Éx. 21:24) permite la venganza personal. Pero no se refiere a eso. En realidad quería decir que la severidad del castigo jurídico no debe exceder a la severidad de un delito. En otras palabras, si alguien le saca un ojo a otra persona, no se le puede castigar más allá de la pérdida de su propio ojo.

La autoridad para vengar injusticias civiles y criminales corresponde por mandato divino solamente a los gobiernos. Dios prohíbe que exijamos venganza personal. El apóstol Pedro resumió el principio de esta manera: "Finalmente, sed todos de un mismo sentir... no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición" (1 P. 3:8--9).